Cuando
la desolación arrebató a su llorosa presa
“Cuando
la desolación arrebató a su llorosa presa
del desolado imperio del día sin esperanza;
cuando toda la luz, arrojada por ilusión sin brillo,
sólo sirvió para dar vida a la pútrida piedra;
cuando los monarcas, menguando a la confusa vista,
desmoronados se desvanecieron en la negra noche;
cuando el crimen acechaba fuera con sedientos pasos,
y destellaba en rojo la espada jamás saciada:
en hora tal tu grandeza habría de verse –
es decir si esa hora hubiese existido –
En esa hora cantarán tus alabanzas,
si no mi gente, muchos de lengua más valiosa;
y te mirarán los hombres admirados
¡cuando llegue esa hora, pero no hasta entonces!”
Nota:
Lewis Carrol, seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson
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