Criatura
Un
cuerpo de mujer, desnudo, virgen, tibio,
resbala
quejumbroso en la cima de mis brazos.
Un
aposento extraño, hundido en el silencio
y la
penumbra espesa de una noche de montaña.
A
veces un capricho, un chasquido de labios, una mirada mansa.
A
veces la impresión de dos bestias insaciables,
cuyas
respiraciones se han bebido los cielos.
Cuando
su lengua baja, ya domada, a mi pecho,
la
extensión de su talle se acomoda entre mis dedos.
Una
mujer desnuda, prendida en mi abandono,
disfrazada
de todas las formas del deseo.
Un
cuerpo de mujer ardorosa que se encumbra,
mientras
sobre los pinos juguetea el viento negro
y
las ramas prosiguen su oración, a pesar nuestro.
De: “Criatura
del aire”
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