viernes, 16 de septiembre de 2022

JUANA VÁZQUEZ

 

  


 

No sé por dónde se va al Camino

no sé cuál es la Rosa y no las rosas

no sé qué dicen los reflejos de la luna

en una noche de verano

cuando no hay canto de pájaros.

No sé adónde van los lirios de madrugada

los que nacieron alrededor del agua que

sirven para adornar los rincones tristes de la vida .

Las alondras me dicen que no nací

que sólo fui una muerta

pues no interpreto su canto.

Pero su canto no es el del Génesis

el que resuena en las praderas sagradas.

Ese es el verdadero

y se oye al filo de la madrugada

en los nidos de azucenas debajo del altar

y en la cúpula de las catedrales

cuando estalla la luz entera sin reflejos.

Y es que vivir es una incertidumbre

deseosa del Conocimiento.

Por eso los lagartos de los páramos

piensan y piensan

allá tumbados entre los troncos de los olivos

seculares y añosos

pues el camino se divide una y mil veces mil.

¿Hacia dónde ir?

Las notas de Vivaldi me marcan un sendero

pero deben estar equivocadas

porque el Único ya marcó mi tragedia.

Y al final de los años

si sigo así

solo me espera una larga interjección

y la amnesia anterior a las palabras.

  

De: “Voz de niebla”

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario