Imitación
de tu fu
La
luna sobre el urape purpúreo
y el cielo tamizado con canela.
Comienza la sequía. Hay dolor y sangre en mi región.
¿Cómo puedo yo, íngrimo,
toparme con un cerro tornasolado
y llenar mis entrañas con el aura vespertina?
Como
hojas crepitando: así hablamos ahora,
así es nuestro arrullo.
Más allá, las flores de un escuálido araguaney;
un mínimo pero noble y seguro resguardo contra la inclemencia.
Las
guacamayas azules y doradas, como los días del Edén,
vuelan delante del sol por última vez
y se abrigan ya sobre los hombros de otro árbol,
uno que en cambio es corpulento y alto,
como aquellos que, de tanto mirarlos,
llevaron al hombre a alzar sus templos.
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