lunes, 17 de octubre de 2022

VALERY LARBAUD

 

 

Océano Índico

 

 

¡Oh, la noche de verano tropical!
¡Atolones de centelleos emergiendo de abismos azulados!
¡El Crucero llameante!
Oh, extenderme sobre el puente de un gran navío
En ruta hacia la Insulindia,
Desnudo, y abrirme al infinito abierto sobre mí.
(Mi corazón de niño abandonado, oh querido enfermo,
Mi corazón estaría contento de tu mano a presionar,
En esta sombra en llamas de las noches
Resplandecientes en las que yo quisiera salir volando).
En los navíos de antaño, totalmente empavesados,
En que la popa era un palacio con cientos de ventanas doradas,
Y que superaba un Himalaya de telas,
No teníamos, ininterrumpida, esta palpitación de estrellas,
Esta visión de la Creación, inmensamente
Silenciosa –sobre la cabeza, completamente desenvuelto el firmamento.
Anhelo una mañana de primavera, un poco grisácea, en el cuarto de hotel,
La ventana abierta de esquina que da a la rue de Noailles, con el aire fresco,
Y ver por allá (a las cinco horas, aún sin tranvías)
El tranquilo Puerto Viejo y los barcos del Castillo de If.

 

 

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