El
alquimista
El
alquimista
transgrede el orden,
la hipótesis en forma
se decanta.
Desde
el Egipto,
la emanación de un Dios
corrompe la tenacidad aristotélica
que sitia el cautiverio, la materia.
Como
el custodio
que cifra un estater de mercurio
al pneuma de los cambios,
el secreto de Zósimo
fermenta en el azufre
el ensayo perenne de los dones.
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