Luz de siempre
Ha
tenido la luz tantas cosas delante
y las recoge con voracidad,
convertidas en polvo deslumbrante,
en fiero resplandor de eternidad.
Quizás
le duele no tener edad
sino sólo presencia inacabable,
que ha paseado febril, insoslayable,
por las calles de todo el universo.
Con
volátiles manos, sin esfuerzo,
reparte brillos que al temor amansan,
y no se cansan nunca, no se cansan
sus transparentes piernas incesantes.
Ilumina
lo vano y lo importante
sin perderse de nada, con un garbo
que envidia siempre al tramitar su encargo,
el responsable eterno del instante.
para Jesús Soto
De: “Habitar el instante”
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