Nuevos colores
Para Waldo Leyva
Estamos
de verdad y pareciera
que
el mundo que construimos no es el mismo
al
que en sueños cambiamos el abismo
por
un cielo infinito que nos diera
un
horizonte abierto, un algoritmo
un
niño que sin límites corriera
del
odio que ha marcado nuestra era
para
explicarnos su mordaz cinismo.
Reconstruiremos
con afán la infancia
a
medida del sueño que perdimos
para
inventarle al mundo otra fragancia,
y
descubrir que en la amistad forjamos
grato
sabor del vino que se escancia;
gozo
de construir el mundo que soñamos.
De: “El tiempo consentido”
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