sábado, 11 de octubre de 2025

AURELIANO CARVAJAL

 

 

Estudio del ángelus marino


 

Permíteme esperarte, que llevo horas,

que llevo soportando la mañana

y tu anillo me pesa demasiado,

permíteme quejarme ―y ya no puedo―

permite que te busque hasta en las aves:

 

Por hoy no puedo ser correcto,

quisiera dibujarte con gaviotas

tus cejas, ojos, labios, con gaviotas;

y ese vaporoso pecho

ese sutil almidonado pecho

(apenas musitado por las nubes)

quisiera devorarlo a pinceladas.

 

Y ahora que lo pienso ya no vengas

que busco colorearte como anhelo

—y voy muy bien en tu retrato—:

 

Aspiro el horizonte de tu vientre,

el modo en que destila

el agua entre tus muslos,

adoro el encaje de tus piernas

—y la forma en que cambia con las olas—,

adoro imaginar que luego, al final

se podrían trazar tus huellas en la arena,

podrían no sé, calcarse con las mías.

 


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