La
implosión
Manos
de fuego quise construirme
para venerarte cada noche.
Para después de la lucha
amasarme tibia y mansa
y pensar que mi vientre se consumía
con las luces de tu cuerpo
pero eras tú
que explotabas.
Quise
llevarte a conocer el delirio.
Descubrir a tientas tu secreto,
para que llevaras contigo
de mi garganta
un ladrido,
o un pedazo de mi ingle
en el bolsillo.
Yo
no sé de la condición humana
ni de esta locura que me afecta.
Nada sé de nada, Amor,
soy La Ignorante Universal.
Pero
no llegué a matarte
ni lo intenté de cierto.
Quise sólo ver brillar tus ojos
con aquella rabia fugaz que me encendía
no sé qué en el interior del pecho,
o gritar en un idioma indescifrable
y pensar que voraz te inventaba un alfabeto.
En
la transparencia quise conocerte.
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