Piedra
La
metes polvorosa, sacudida apenas, en una caja de zapatos. Te dejas tocar por
una colección que no pediste de voces de tus padres. ¿En verdad acotaron tanto
nuestro mirar? Piedras pegadas toscamente a un cartón.
Las rescatadas en ríos que parecían inmensos y peligrosos. Otras que recogimos
al borde de la carretera en Zacatecas junto con arenas de color. Un museo de
historia natural: el fragmento de un panal de avispa, un cuarzo blanco, la
pluma punteada de una gallina de Guinea.
Piedras de ríos que no nos arrastraron, recuerdo de flamencos que no picotearon
nuestro costado, enjambre fibroso de un cactus que nunca nos aguató. Un
recorrido sin peligros. Nuestro pequeño rastro. Un ritual orgánico a la entrada
de la casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario