Dos
de la mañana
Se
lamentan por Cristo, con su pie grabado
en sus cráneos, con su recuerdo claro como
sus muertos, perdidos entre la hierba pálida,
sus tumbas son muchas y no tienen lápida.
Se quedan durante días, demasiadas semanas,
comiendo frijoles y pescuezos de pollo frito,
bebiendo cervezas heladas cubiertas de espuma.
Vienen de países lejanos y pequeños.
Aprenden a trapear de sol a sol,
a alimentar aves de corral y a criar al hijo del jefe,
recuerdan la costa verde, allá, en casa,
algo afilado se oxida en sus lenguas.
Llaman a la puerta con nudillos reventados, entran
con abrigos andrajosos, zapatos rotos,
vienen de tumbas lejanas y pequeñas,
sin lápida. Esperan en la parada de buses.
De:
“The Art of Exile”
Versión
de Mario Zetino
No hay comentarios:
Publicar un comentario