sábado, 29 de mayo de 2021

CLAUDIA MEYER

 

 

 

Un dolor magno es una pupila

 

 

Un dolor magno es una pupila que siente su propio alumbramiento,
puede verse, incrédula, presta,
como el carmín de la boca que aborrece de otras conquistas.
Alfanjes por besos. El vacío por el trópico de dos tactos seduciéndose.
Lágrima o la noche mísera, un pensamiento tocado por compases distantes.
La marea busca a gritos lo tangible de su roce,
en la espera guarnecida por la opresión.
El ancho pecho permite el pálpito de la vida indefensa,
la tiranía de la piel que se estremece.
No sólo el azul y las desdichas amo,
sino los propósitos que cavan sin tregua su propia sepultura:
amo la embriaguez de la tristeza,
la delicia del dolor ante todo lo que amanece.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario