Creciendo con la hierba (IV)
Despacio,
que está madurándose
la criatura de espuma
que se queja en mi entraña.
Copo
a copo
voy cubriendo
de alta atmósfera
lo que vivirá,
aun detrás de la muerte.
La
urgencia de mi paso
es un puro símbolo
—nada es mío—
una flecha me curva
dentro de tu amor.
¿No
sientes deshojarse
pétalos dentro de mis sienes?
¿No sientes que mis manos
te adelantan la rosa,
el aroma y el tacto?
Y
que mi sueño
es una arteria abierta
que calcina al gusano.
Y
que precisas otro nombre
para encontrarte
con la sonrisa
de tu primera niñez.
Era
eso lo que me faltaba decirte,
antes que tu amor
la boca me consuma.
Hablarte
de este doble vivir
en la noche y la trasnoche
de una sollozante bruma.
Nunca
esperes que te traiga
una espina en la mano.
Para venir y para buscarte,
ya había dejado
todos los abrojos.
¡Flota
en la luz de mi relámpago!
No olvides
que el paso frágil
de un milagro rápido huye.
Y que la vida que te pido,
no es tu vida,
sino que la copiosa,
inagotable,
la inmortal vida.
Buscando
voy dentro de tu fondo
al árbol que te viste
y te abraza y te estrecha.
Y tal vez hasta te separa
de tu mejor forma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario