Vade retro
Tú
eres joven, como un lirio de los valles,
que
recién abre su cáliz,
¡que
recién!
los
cendales candorosos de sus pétalos de seda
suelta
al viento de la aurora...
¡yo
soy el trágico laurel!
Yo
soy viejo, carcomido, lamentable,
como
un roble centenario,
¡que
cayó!
que
cayó para in eternum, para nunca más
alzarse
por
los siglos de los siglos,
¡bajo
el látigo de Dios!
Son
tus carnes, azucenas y jazmines
sonrojados
a los besos ¡de la luz!;
de
la luz de cien incendios pavorosos,
de
cien soles fulgurantes...
¡más
tu carne, no eres tú!
Tu
eres sombra, sombra enorme, sombra misma,
sombra
llena de ansias
¡de gozar!
Tus
deseos se retuercen como sierpes iracundas,
insaciadas,
insaciables...
¡pubertades
de satán!
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