jueves, 21 de octubre de 2021

AHMAD ABDEL-MUTI HIYAZI

  

 

Escultura

 


Ese cuerpo, tú no lo posees.

Tú no lo eras, ese cuerpo, cuando entraste de pronto

en mi cuarto, y te sentaste en mi silla.

 

Tu cuerpo, esa visita incierta, vino

como una sombra adornada por tu ropa

y se desnudó para aislarse en su propio rincón.

 

Déjalo en la confusión de los tiempos

y aléjate

quiero descubrir su secreto

dialogar con él por medio de mi boca y mis manos

para que evoque su infancia

la edad previa a los recuerdos

las palabras que no fueron pronunciadas

los torbellinos de sangre alegre de la juventud

olvidando mañana, su aurora y su tarde.

 

Si fuera un tigre hambriento

le daría una copa de vino

y encendería fuego en la chimenea.

 

Si fuera una yegua desatada

con sus crines al viento

la seguiría en el espejismo

y la buscaría hasta el fin de los tiempos

para regresar con ella

pero sin domarla:

¿cómo atrapar un relámpago?

¿cómo encadenar la brasa del alma?

 

Sin embargo, bailo con ella toda la noche

hasta el amanecer cuando ella revive

como mármol despierto,

desligada, libre,

feliz en un tiempo eterno,

revelando su corazón y buscando su deseo

perdido en las tardes y los jardines solitarios

dibujando con su desnudez interior

imágenes que aparecen una tras otra

sobre sus miembros

como los velos transparentes de sombra y de luz

que caen en lluvia de crepúsculo sobre sus hombros

y hacen como que respiran sobre ese cuerpo al que visten y

/desvisten.

 

Cada vez que el cuerpo extiende una pierna

o suspira o descubre su blanco pecho

o acaricia su cabellera negra

el tiempo se detiene un instante

y retoma su ritmo

cubriendo de sombras las frescas colinas

y de luces las cimas

como una fuente que corre

se vuelve transparente sobre los guijarros

y sombra entre las sombras

haciéndose espuma

finalmente.

 

Le he dicho al cuerpo cuyo ardor se ha calmado durante la noche

y que se ha vuelto una idea en mi cabeza:

–Vuelve a ser lo que eras, mi dueño.

Pero aquello que fue nunca regresa.

 

Versión de Jean-Clarence Lambert y Rodolfo Alonso

 

 

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