¿Y
vos?
¿Oíste?
¿Estás
de alumno también?
¿Vas
a clases?
¿Cursas
materias?
¿Entregas
a tiempo tus parciales?
¿Oíste
acaso el sonido del poema
en
un cuarto lleno de gente,
en
una casa llena de gente,
en
un aula,
una
mugrienta sala llena de gente,
oíste
acaso el sonido del poema?
¿Lo
oíste?
Yo
lo oí.
Escuché
el eco
formando
el espacio
atravesado,
formando
el espacio
atravesado,
formando
el espacio,
¿Lo
oíste?
Acaso
alguna vez
creíste
realmente estar
escribiendo
en
el espacio informe,
el
sonido del poema?
¿Lo
oíste?
¿Lo
escuchaste?
Yo
lo oí.
Me
mantuve con el lápiz
apretado
a la garganta
entre
silla y silla del rectángulo,
creyendo
observar el acto
nimio
de las minorías,
el
reservado para pocos.
En
tu lugar,
tu
mentira de cuarto intimo
donde
decís escribir
la
poesía que escribís,
¿Lo
oíste?
¿Acaso
oíste el
sonido
del poema?
¿Oíste
el sonido
de
la palabra mordiendo
la
palabra?
¿Lo
oíste?
Yo
lo oí.
No
fue una musa
soplándome
al oído,
fue
la soriasis literaria
corriéndome
por el cuerpo,
la
gangrena mas limpia y clara.
Yo
lo oí.
Vos
¿Lo oíste?
Ahí,
caminando por
tu
calle, que alguna vez
estuviste
en tu calle,
que
alguna vez,
pasaste
por esa calle.
Y te
vino el ansia
de
escribir ese poema
descriptivo
sobre
las
aves, el cuerpo,
el
deseo y la perdida,
¿Realmente
creíste escucharlo?
¿Lo
oíste?
¿Lo
oíste?
Canalla
¿Lo
oíste?
Yo
lo oí.
Y
fue la única posibilidad de voz.
Yo
lo oí.
Y
fue la única posibilidad de voto.
¿Lo
oíste?
¿Realmente
vas a decirme
que
lo oíste?
Que
tuviste el tiempo
entre
deporte y deporte
entre
postura y apostura,
entre
curso y discurso
de
cómo mejorar en el arte
literario,
de cómo mejorar
en
el arte posmoderno,
de
cómo mejorar,
de
cómo mejorar,
de
cómo mejorar,
¿Lo
oíste?
¿Alguien
te dijo
que
como pan
debajo
del brazo
traías
lo nuevo?
¿Tu
novia te comentó acaso,
lo
bello que era tu poema
en
el que rememorabas los pixies?
¿Realmente
creíste escucharlo?
Desde
el cable pelado de tu viejo auricular,
entre
dato y dato de tu wi-fi,
¿Lo
oíste?
Yo
lo oí.
Y
obligó a mis manos a decir.
Yo
lo oí.
Y me
dio a entender que para decir,
había
que tener algo que decir.
¿Vos
lo oíste?
¿Vos
lo oíste?
¿Oíste
el punto en el que el poema
se
abre de su alma codificada
y
señala el centro?
¿Oíste
el hueco de silencio
marcando
la señal de partida?
¿Lo
oíste?
¿Lo
escuchaste corrompiendo
tu
carácter crepito?
Yo
lo oí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario