El
juego
Viniendo
cada cual de su bautismo
rumbo
a su funeral,
vamos
siguiendo el espejismo
del
árbol del bien y del mal.
En
sus ramas un pájaro cantante
permanece
muy quieto
tarareando
quizá su gran secreto:
vivir
es insignificante.
Ser
es tan raro como ya haber sido.
No
hay oficio más puro
que
destruir la cárcel de un futuro
donde
se duerme todo lo vivido.
Piezas
de un juego tan banal
que
consiste en ir sorteando abismos,
viniendo
cada cual de su bautismo
rumbo
a su funeral,
siempre
con una pistola en la sien
vamos
siguiendo el espejismo
del
árbol del mal
y el
bien
por
una senda enamorada
–a
veces cubierta de lodo–
que
lleva de la nada hasta la nada
pasando
por el todo.
De:
“Horizonte de sucesos”
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