El
griego quemado
Nada
me parece demasiado; tal vez una mano que
reemplaza a la melancolía; y la mano interior, infinita.
el griego quemado cuya sandalia permaneció intacta
en el fuego que sonaba abatido como una guitarra.
Señor, en el frío que se deshilacha busco el júbilo.
incité mi fracaso, la poesía y la muerte; incito
ahora mi sangre, mi pelo negro y mi piel.
sin cielo con el cielo delante.
sin amor con el amor delante.
la huella que tú conviertes en animal de presa.
sigo tus pasos con ojos sombríos de odio.
oscuridad en plena luz.
noche en el alba que nace.
noche y oscuridad en las palabras;
solo
en mis palabras.
De:
“El parque”
Versión
de Corina Oproae
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