miércoles, 17 de septiembre de 2025

JUAN PABLO ROA

 

 

 

Ahora que sabemos en lo que el fuego nos convierte

y que todo es fuego en el cuerpo de la llama,

ahora que transitas estaciones iguales a estaciones,

que cambiantes escenarios reclaman tu figura;

ahora que lo transparente se anuncia desde el agua

y desde el aire que desciende,

ahora quiero arrancar tu imagen al cuerpo palpitante de las sombras.

 

Eras hijo del sol y como el sol

eras árbol impasible que devora la cola de la noche.

Nunca hubo muerte en tus palabras

ni tampoco sangre en el lomo herido de la noche

en que fuimos un abrazo en un mismo cuerpo.

 

Ahora que no te extingues en la carne de la llama

y que tu incendio responde a otro cielo dentro de mi adentro

palpo las raíces del cuerpo de espejos que era la noche de tu noche,

y hoy ciudad sin calles donde todo es jardín sin sombra;

 

ahora que ya eres cuerpo palpitante de las sombras,

tan sólo abrazo propicio aunque transitorio,

enciendo mi palabra como una piedra endurecida en el fuego.

 

De: “Existe algún lugar en donde nadie”

 

 

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