x.
Ombligo
una
disección allí
en medio del sistema
pide ser atendida.
llamémoslo un acto de redención
entre una madre y una hija.
llamémoslo una rehabilitación
en donde el tiempo que tuvo que haber sido
es recobrado.
podríamos darle tantos nombres
a una separación forzosa.
podríamos decir que la escisión no ha sido tanto un acto
de
bondad del padre
como
el escenario de una carnicería:
trozos miembros dislocados sangre huesos
impactando en toda una historia familiar.
de
las aguas primordiales surge todo lo viviente,
como de la madre.
recupero
una vieja nota.
cuando
la inflamación
se extiende por todo un organismo enfermo,
no cabe sino juntar las manos,
alzar la cabeza para que la madre
—piedad que acoge en su regazo
el cuerpo exánime de la hija,
sosteniendo las costillas que sobresalen
como los arbotantes de una catedral
entre luces y sombras del mediodía,
las rodillas flácidas,
los ojos hundidos girados de espalda al mundo—,
para que la madre original
interceda, nos brinde finalmente
a ti y a mí la unidad del vientre,
el descanso.
De: “Ejercicio de aniquilación”
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