jueves, 9 de septiembre de 2021

DENISSE VARGAS

 

  


El ruido de la ciudad que abandonas



Antes de cada mudanza
comienzo por desprenderme de la ropa,
lo más cercano a las heridas.
Aquella falda de seda que dejaba tan poca distancia
entre mis muslos y tu deseo
es la primera en irse.

Descarto luego las cosas robadas:
el bolígrafo de un hotel
con que escribiste unos versos en una servilleta;
el suéter que nunca te devolví,
los lentes azules demasiado grandes para mi rostro,
todos nítidamente en un cajón.

Luego repaso los obsequios, nunca sé qué hacer con ellos.
Rozo con mis dedos la inicial
que se hunde en el hueco de mi garganta
y de pronto dudo de esta manía de ahogar
el ruido de cada ciudad que abandono.

Quizás es hora de llevar cada historia colgada del cuello
como un cascabel. Portar esta falda de seda
sin temer el espectro de tu mano en mis caderas.

Quizás es hora de llevar conmigo
el estruendo de cada ciudad
como un indómito botín.

 

 

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