Nunca
me he ido de ti
Nunca
me he ido de ti
—ciudad amada—
ni de tus calles
en las que muchas veces
la muerte se vistió de fiesta,
ni de los bares torvos
en los que los tangos
perfilan el dolor
por la amada en ausencia,
ni de tus paisajes
esmeralda gigante
que apunta hacia los cielos.
Nunca
me he ido de ti
ciudad de mis recuerdos
ni de tus mujeres
de miradas como rejas
de las que hui cobardemente.
Nunca
me he ido de ti
ciudad de mis nostalgias
ni de aquellos amigos
que apuraron su paso
hacia la ausencia.
Nunca
me he ido de ti
ciudad de mis ancestros
porque viajas conmigo
todo el tiempo
y eres presencia cotidiana
en mis recuerdos.
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