Mirada
última
(desde la orilla de un mar llamado Antonio)
Corazón
que fuera ayer
un arpegio del piano
y una herida de mujer.
Con
desangelada mano
borró el tiempo aquellas horas,
las hojas de aquel verano.
De
tu soledad sonora
se fue el vuelo del halcón,
el agua oculta que llora
y el
oro de tu canción:
tu pretérito imperfecto
ya es silencio, corazón…
(Por
exceso, por defecto
quiere cantar la cabeza,
mas no canta el intelecto)
Tu
silenciosa certeza,
espina que se desclava…
que es amor y que es tristeza.
De:
“Que asedia el mar”
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