Un rastro de lumbre
Yo
no sé de dónde llega
la serena luz añil
para acariciar la tarde.
Nada
sé de lo que brilla
en el nimbo de las cosas
y hace que cante el jilguero.
Ignoro
el vuelo del mar
que escribe la blanca luna
sobre el lienzo de la noche.
Pero
todo lo que crece,
en oscuridad o en alba,
nos deja un rastro de lumbre,
abre
un luminoso dédalo
para quien sabe mirar
con la inocencia de un niño.
De: “Mientras el roble cede a la noche”
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