La naranja
Al
igual que la esponja, la naranja busca recuperar su compostura tras pasar por
la prueba de haber sido estrujada. Pero si bien la esponja lo consigue siempre,
la naranja jamás, porque sus células ya estallaron, sus tejidos están ya
desgarrados. Mientras externamente va de a poco recobrando su forma gracias a
su elasticidad, se ha derramado un líquido de ámbar, acompañado de un frescor y
de perfumes suaves, es verdad, pero también muchas veces de la amarga
conciencia de que han sido expulsadas antes de tiempo sus pepitas.
¿Hay
que tomar partido entre estas dos maneras de soportar la opresión? La esponja
es puro músculo, y se llena de viento, del agua limpia o sucia, según el caso,
y esta gimnasia es innoble. La naranja es más refinada, pero demasiado pasiva
-y ese fragante sacrificio… es en verdad hacerle las cosas muy fáciles al
opresor.
Pero
no es suficiente para hablar de la naranja con haber recordado su manera
específica de perfumar el aire regocijando a su verdugo. Es necesario destacar
también el tono glorioso del consiguiente líquido que, mejor que el jugo del
limón, obliga a la laringe a abrirse con generosidad para decir la palabra y
para tomarlo, sin muecas aprensivas, sin rispidez en las papilas gustativas.
Y
uno se queda sin palabras para contar la admiración que despierta la envoltura
de la tierna, frágil y rosada esfera en este espeso papel secante húmedo en
donde la epidermis extremadamente fina pero muy pigmentada, hirientemente
sápida, tiene el punto justo de rugosidad que permite retener dignamente la luz
sobre la forma perfecta de la fruta.
Pero
al final de un estudio demasiado breve, hecho lo más rotundamente posible, es
necesario ir al grano: la semilla, parecida a un minúsculo limón, tiene el
color de la madera blanca del limonero, y por dentro es de un verde de arveja o
de brote nuevo. Y allí se puede reencontrar, después de la explosión
sensacional del farol veneciano de sabores, colores y perfumes que es la esfera
frutada en sí misma, la relativa dureza y el verde (no desprovisto por cierto
de sabor) de la madera, de la rama y la hoja: un resumen pequeño pero que
ciertamente es la razón de existir de la fruta.
Versión de Alejandro Crotto
No hay comentarios:
Publicar un comentario