VIII
Mi
seno y tu boquita
por misterioso impulso
se unieron, al instante
en que viniste al mundo.
Como la abeja busca
miel en el cáliz puro,
que en ella tal instinto
naturaleza puso,
así tus dulces labios
reclaman el tributo
que en ondas abundantes
va de mi ser al tuyo.
De:
“Las frases frágiles”
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