El fuego
en el que ardemos
Estamos
aquí
con las mismas palabras
con los mismos incendios
con las mismas voces que nos repiten que estamos aquí
y que de nuevo no sabemos reconocer de dónde vienen.
Atrás
quedaron las señales de los días como frutos vencidos
sobre la mesa
atrás quedaron las certezas como rostros que se desvanecen
en las ventanas de un bus en movimiento
(Mientras agitamos las manos, y vemos como en el acto
la noche nos crece como un incendio).
¿Qué
es lo que queda del sueño, o de las palabras que usamos
para describir al sueño
cuando el soñador que se ve al espejo no reconoce las palabras
que lo nombran?
Escribo
como escriben los que nunca han sabido nombrar
a la memoria
a las marcas en los cuerpos
a las tardes ardiendo de pronto.
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