Cuando
por la noche se quita el luto, se mete en
la
cama y se agazapa bajo las sábanas, llora por el
dolor
de no saber qué hacer, cómo hacer para poner
la
mesa al día siguiente, cómo hacerlos para que sean
de
provecho para sí y para el mundo.
Y se
mece en las plegarias de la noche hasta que llega
el
sueño y se pausa y se aviene a ella misma y a su
confianza.
De:
“La veladora”
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