Los
Orishas escuchan
Los
Orishas escuchan, beben
sorbos amargos…
Un
llanto no llorado
oprime sus almas
sus espíritus libres
sin mancha ni ataduras,
en la manigua selvática
de África ancestral.
Prohibidas
las despedidas,
cortadas las líneas de sangre,
aniquiladas las familias…
Sólo
el látigo
y la oprobiosa Karimba,
collar de hierro
tallado en dagas de miseria.
Yemayá
deja caer su llanto,
cada lágrima,
un mar desconocido,
propicia el renacer
en nuevas tierras.
Reflejadas
en el espejo-luz
se arcoiridizan, siete colores.
Siete
potencias se agitan:
Ochún, Changó, Orumla,
Yemayá, Ogum, Obbatalá
y Elegua
¡Claman!
Se
transparentan en medio
de las heridas putrefactas.
Babalú Ayé… extiende sus manos,
el dolor se hace soportable,
la gusanada
se inclina reverente.
La
travesía hacia el exilio,
¡aborrecida! no pedida,
atormenta a Nzamé,
Creador de la oscura
armonía africana.
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