El grito abuelo
La
ancestral tajona
propaga el pánico,
verbo que detona,
tambor vesánico;
alza
la tocata de siniestro encanto,
y al golpear rabioso de la pedicabra,
grita un morritmo de fiebre y de espanto,
su única palabra.
Verbo
del tumulto,
lóbrega diatriba,
del remoto insulto
sílaba exclusiva.
De
los tiempos vino y a los tiempos vuela;
de puños salvajes a manos espurias,
carcajada en hipos, risa que se hiela,
cánticos de injurias.
La
tajona inulta
propaga el pánico;
voz de turbamulta
clamor vesánico.
Canto de la sombra, grito de la tierra,
que provoca el vértigo de la sobredanza,
redobla, convoca, trastorna y aterra,
subrepticio signo, ¡eh!, que nos alcanza,
distante
e ignoto,
y de entonces yerra y aterra y soterra
seco, solo, mudo, vano, negro, roto,
grito de la tierra,
lóbrega diatriba,
del dolor remoto
silaba exclusiva.
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