sábado, 4 de junio de 2022

WENCESLAO VARELA

 

  

Confianza

 

 

Es reducido mi rancho
Pero se le empaca al viento.
Mientras le quepan recaos,
Que desencillen viajeros!
Lo alcé pa mí y pal que llegue
Sin mirar si es blanco o negro:
Techo pal gueno y pal malo,
Fogón pal malo y pal gueno.
Yo nunca tuve enemigos,
Ni los tendré ni los quiero:
Me suebra con mis baguales
P’andar armao de recelo.
Y aunque me gusta estar solo
Pa madurar en silencio,
Se lo agradezco al camino
Cuando me alcanza un viajero.
Pa él siempre el primer amargo
El mejor sitio en el juego,
Y en cuanto está el churrasquito,
Que corte siempre primero.
Jamás le pregunto el nombre,
tan mal costunbre no tengo
Si es oriental, si es bayano…
Si es entrerriano o portenio.
Si viene mojao, pa cama
Alguna pilcha l’empriesto:
Aunque suelo andar de pobre
Que me lloran los pelegos.
Que soy de mal ensillar
Les dice mi caronero,
Y al costao de un asesino
Como junto a un santo duermo.
PA mejor, soy como el gato,
Y estando dormido siento
Cuando a una tela de arania
Se le revienta un cabresto.
Ya al tender, de una bajera
Dejo una orilla pal perro…
Y al pobre las cicatrices
Le hablan bien de su mal genio.
Pa saber quién es, de entrada
De extremo a extremo lo observo.
Ya ni me importa como antes
Qué color tiene un panuelo.
Pa saber si miente o no
Cuando conversa lo atiendo:
Preguntarle, es prevenirlo
Al que aprendió pa embustero.
Por las pilchas sé si doma,
Si es desertor o tropero:
Si ha estao en un batallón
Se lo conozco en el cuerpo.
Si ha tarjiao el arriador
La carona o el cabresto:
Me suebra pa colejir
Si es crudo del todo o léido.
Lo duro de cada oficio
Queda en las manos impreso:
Cuidao con los callos mochos
En la punta de los dedos.
Aunque hay callos que se llevan
Al revés y muy adentro:
Las manos del gaucho pobre
Las pule el robo o el juego.
Pa comprarse ropa guena
No siempre alcanza el dinero:
Pero habiendo voluntá,
PA lavarla hay siempre tiempo.
El que es muy conversandor
Muestra el revés sin quererlo:
Pero al hombre muy callao
Hay que andar pa conocerlo.
Que desencille el que quiera
Churrasco, fogón y techo
Y al alcance de la mano
Todo lo poco que tengo.
PA mi confianza me basta
Con haber sido y ser gueno:
Yo nunca tuve enemigos,
Ni los tendré, ni los quiero.
Y mi rancho tiene-el pobre-
Mucho de nido de hornero,
PA los tordos y pa mí,
Abre sus alas lo mesmo.
Y en él recibo a Mandinga
Sin sentir remordimiento.
Dios, que tiene autoridá
Se encargue de hacerlos guenos.

 


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