Literatura rusa
Las
coincidencias cesan de ser coincidencias
Los
objetos encontrados dudan entre la correspondencia
o el
indicio paranoico
No
debió morir Joseph Brodsky
y no
tenía tampoco por qué escribir sobre su obra
Supongo
que al decidirlo convoqué tu aparición
No
había reparado en el Elemento
Que
no sólo está en Venecia y el recuerdo inmemorial del primer cordado
También
en mis lecturas sobre creaturas marinas
no
sé si recuerdas que en ese mesón de cantina en algún momento hablamos
del
lenguado el rodaballo el extraviado
No
advertí tu emblema
La
especularidad que es también agua
esa
inversión donde la cópula o los signos cristianos
Un
dato más sería que es cuaresma
y
sufro justamente cuando todo exige ser de agua
Un
dato más sería que este año es bisiesto
Hubo
un cometa
y
una lluvia de estrellas esa madrugada del veintiséis de enero
un
mes justo antes que nos encontráramos
En
fin podríamos encontrar explicaciones tan raras que la cabeza
nos dolería pues
comenzar
a pensar sobre el origen implica perderse
tanto
como pensar si todo ha ya acabado si podremos recomenzar si nos veremos en
cinco
años y nos precipitaremos en brazos del otro
significaría
no parar nunca
¿Por
qué no pensar sobre el Ser de ya no ser nada?
Este
fue un amor de casa de muñecas
bajo
un corazón de rojo vidrio
en
una habitación de estrellas simuladas
amarillas
como si el mundo aún estuviese recién formado
y
nosotros fuésemos
pequeñas
creaturas arrebujándose en una cueva
en
un camastro de edredón amarillo
Donde
una niña aún yace
Muñeca
rusa
cuyas
sonrosadas mejillas temí herir con mis labios agrietados.
De
algún modo surgió Ana Ajmátova
La
extraña maga que confió su secreto a Brodsky
y es
curioso que para hablar de ti evocara una imagen
del
brujo confiando en su aprendiz
esa
historia está en Blavatsky que también fue rusa
Ordenando
periódicos descubrí unas cartas de amor de Tsvetaieva
Por
supuesto nada tienen que ver con nosotros
O sí
Porque
en otro periódico hubo un ensayo de Brodsky sobre ella
Porque
Ajmátova pensando en ella dijo
Cada quien está un poco de visita en
esta vida
Vivir es
una costumbre
O
también porque estas palabras
Si
todo lo hace el destino
y no
el azar
“No
habrá ni tu voluntad ni la mía.
no
habrá ni podrá haber un tú y un yo
Dicho
de otro modo: todo esto no tiene ni valor ni sentido”
Aunque parecen inscritas en el
frontispicio de nuestro relato
Y de
este modo Tsvetaieva, Ajmátova, Brodsky, incluso el poema de Walcott sobre
Mandelstam
que Rivas me leyó la otra mañana,
cónsones
se encuentran con nosotros
Y
porque te quería comentar estos detalles
He
marcado tu número telefónico una y otra vez desde las dos de la tarde
Cada
cinco minutos
Cada
cinco minutos
Esa
voz metálica dilatándose por la casa vacía podría ser mi voz
llamándote
desde el sueño
pues el silbato no ha sonado
Si
sientes una mirada detenida sobre tus cejas
Si
cuando frunces el ceño recuerdas cómo me gustaba ese gesto
y
una mañana eliges cierto brassier que ya todos conocen pues reverbera en el
poema
Puede
ser que esté soñando y te visite
llamando:
hay alguien ahí hay alguien ahí
por favor contesten
sabiendo
que por siempre he de girar en el vacío
como
esos astronautas escandidos de su nave
satélites
de sangre hueso deseo y carne
en
busca de otro cuerpo de hueso carne deseo y sangre
cuyos
reclamos inundan nuestros sueños
una
y otra vez nuestros radios nuestros telégrafos
para
recordarnos que hay cuerpos sin descanso
pasiones
sin respuesta
que
no cuenta el tiempo
que
algunas cosas vuelven
¿Qué
acaso
tu
teléfono no suena?
¿O
una
extraña
interferencia
quizá
el nudo que siento en la garganta
lo
ha descompuesto?
No
importa
Sólo
quería que supieras
Que
aún alguien por ahí busca un teléfono de monedas
diciendo
“Operadora,
¿podría esperar un minuto en la línea?
No
puedo leer el número que me ha dado,
algo
en los ojos me molesta,
igual
que cuando pienso en la mujer que creí me salvaría”
De
pronto advierto que al fin y al cabo ha sido bueno no hallarte
pues
escribí este poema
y
estoy tan feliz
que
marco tu número para celebrarlo
coloco
mi mano sobre el teclado digital
y
tarántula tentaleo como cuando uno se desliza por la tabla ouija
en
espera que un fantasma conteste
No hay comentarios:
Publicar un comentario