viernes, 25 de julio de 2025

JOSÉ HOMERO

 

 

 

Literatura rusa

 

 

Las coincidencias cesan de ser coincidencias

Los objetos encontrados dudan entre la correspondencia

o el indicio paranoico

No debió morir Joseph Brodsky

y no tenía tampoco por qué escribir sobre su obra

Supongo que al decidirlo convoqué tu aparición

No había reparado en el Elemento

Que no sólo está en Venecia y el recuerdo inmemorial del primer cordado

También en mis lecturas sobre creaturas marinas

no sé si recuerdas que en ese mesón de cantina en algún momento hablamos

del lenguado el rodaballo el extraviado

No advertí tu emblema

La especularidad que es también agua

esa inversión donde la cópula o los signos cristianos

Un dato más sería que es cuaresma

y sufro justamente cuando todo exige ser de agua

Un dato más sería que este año es bisiesto

Hubo un cometa

y una lluvia de estrellas esa madrugada del veintiséis de enero

un mes justo antes que nos encontráramos

En fin    podríamos encontrar explicaciones tan raras que la cabeza nos dolería pues

comenzar a pensar sobre el origen implica perderse

tanto como pensar si todo ha ya acabado si podremos recomenzar si nos veremos en

cinco años y nos precipitaremos en brazos del otro

significaría no parar nunca

¿Por qué no pensar sobre el Ser de ya no ser nada?

Este fue un amor de casa de muñecas

bajo un corazón de rojo vidrio

en una habitación de estrellas simuladas

amarillas como si el mundo aún estuviese recién formado

y nosotros fuésemos

pequeñas creaturas arrebujándose en una cueva

en un camastro de edredón amarillo

Donde una niña aún yace

Muñeca rusa

cuyas sonrosadas mejillas temí herir con mis labios agrietados.

De algún modo surgió Ana Ajmátova

La extraña maga que confió su secreto a Brodsky

y es curioso que para hablar de ti evocara una imagen

del brujo confiando en su aprendiz

esa historia está en Blavatsky que también fue rusa

Ordenando periódicos descubrí unas cartas de amor de Tsvetaieva

Por supuesto nada tienen que ver con nosotros

O sí

Porque en otro periódico hubo un ensayo de Brodsky sobre ella

Porque Ajmátova pensando en ella dijo

Cada quien está un poco de visita en esta vida

      Vivir es una costumbre

O también porque estas palabras

Si todo lo hace el destino

y no el azar

“No habrá ni tu voluntad ni la mía.

no habrá ni podrá haber un tú y un yo

Dicho de otro modo: todo esto no tiene ni valor ni sentido”

Aunque parecen inscritas en el frontispicio de nuestro relato

Y de este modo Tsvetaieva, Ajmátova, Brodsky, incluso el poema de Walcott sobre

Mandelstam que Rivas me leyó la otra mañana,

cónsones se encuentran con nosotros

Y porque te quería comentar estos detalles

He marcado tu número telefónico una y otra vez desde las dos de la tarde

Cada cinco minutos

Cada cinco minutos

Esa voz metálica dilatándose por la casa vacía podría ser mi voz

llamándote desde el sueño

pues el silbato no ha sonado

Si sientes una mirada detenida sobre tus cejas

Si cuando frunces el ceño recuerdas cómo me gustaba ese gesto

y una mañana eliges cierto brassier que ya todos conocen pues reverbera en el poema

Puede ser que esté soñando y te visite

llamando: hay alguien ahí hay alguien ahí

                                      por favor contesten

sabiendo que por siempre he de girar en el vacío

como esos astronautas escandidos de su nave

satélites de sangre hueso deseo y carne

en busca de otro cuerpo de hueso carne deseo y sangre

cuyos reclamos inundan nuestros sueños

una y otra vez nuestros radios nuestros telégrafos

para recordarnos que hay cuerpos sin descanso

pasiones sin respuesta

que no cuenta el tiempo

que algunas cosas vuelven

¿Qué

acaso

tu teléfono no suena?

¿O una

extraña interferencia

quizá el nudo que siento en la garganta

lo ha descompuesto?

No importa

Sólo quería que supieras

Que aún alguien por ahí busca un teléfono de monedas

diciendo

“Operadora, ¿podría esperar un minuto en la línea?

No puedo leer el número que me ha dado,

algo en los ojos me molesta,

igual que cuando pienso en la mujer que creí me salvaría”

De pronto advierto que al fin y al cabo ha sido bueno no hallarte

pues escribí este poema

y estoy tan feliz

que marco tu número para celebrarlo

coloco mi mano sobre el teclado digital

y tarántula tentaleo como cuando uno se desliza por la tabla ouija

en espera que un fantasma conteste

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario