miércoles, 22 de diciembre de 2021

ROBERTO ARIZMENDI

 

  

Anhelo que se pierde en el viento de la tarde

 

 

De nada sirve repetir tu nombre,

recordar noches de luna y horas sin recato,

que el corazón revierta su existencia loca

o que la breve flama de tu luz me alumbre.

El juego entre las sábanas dormidas,

el aliento impecable de tu tiempo

y mi tacto sobre tu piel dormida

siguen siendo un presente que no cesa.

 

De qué sirve dejar que el fuego del amor se encienda,

que deje entreabierta la puerta de mi casa

y acomode la copa y decante el vino

si no estás aquí y no te alcanzo.

 

De: “Saberte de memoria”

 

 

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