lunes, 16 de julio de 2012


ORIETTA LOZANO





La amante


Soy la amante
que estrenas,
la nueva, la eterna,
la de muslos trigueños,
columnas seguras
que se abren perfectamente
para dar paso
a tu mar ancho y espeso.
Soy la de paralelas montañas,
erectas, duras,
por donde han caminado
pájaros heridos de amor.

Soy la amante nocturna,
la de noctámbulos besos,
( mis ojos, túneles profundos
donde se pierde la soledad).

Soy la de siempre, la eterna,
la que te arranca el hastío
de cada costado,
la que se tiende plácidamente,
la que se para,
la que te sorprende,
la que se quita las vestiduras
y se lava en tu río claro.
Soy la que te crucifica
con mis ojos, con mi lengua,
la que se pierde
en tu mirada lela,
la que infatigable
recorre tu cuerpo,
la que vibra con devoción
en tu silencioso mundo.
Soy ella, la eterna,
la antigua, la nueva,
la de siempre
la que se cierra
la que se abre
la de ambivalentes tardes.
Soy la que renace,
la que se abre
la que se cierra.

ROSA LENTINI






Lo que dice la arena



Miradas al trasluz tus manos hojas,
sombra enlazada a sombras,
puro hechizo de voces deslizadas.
Lanzaderas, lanzaderas,
edades que van y vienen en sus conchas.
Tu cuerpo fue rama o voz,
resina flexible que unía
la tela del agua a un fondo
leve de desmemoria.

De "El sur hacia mí" 

OLGA OROZCO





El adiós



La sentencia era como esos calcos en que el relieve del amor
                                                                      deja un vacío semejante a sus culpas.
Me arrojaron al mundo en mi ataúd de hielo.
Una tierra sin nombre todavía corrió sobre este rostro
                                                                      con que habito en la desconocida:
era la tierra del castigo.
Era la hora en que comienzo a despertar entre los muertos
                                                                      con la evidencia de un anillo roto,
un vestido de momia desprendido de las vendas del cielo
y un espejo de sal donde puede leerse mi destino.
El porvenir no es nada más que mirar hacia atrás.

Debajo de esas nubes desgarradas
hay una casa en llamas
en donde los amantes trasmutaban en oro de eternidad el resplandor de un día,
o tomaban las apariencias de ladrones de pájaros
aprisionando entre los hilos del ocio las metamorfosis de sus propias imágenes.
Hay una luz dorada que hiere hasta las lágrimas;
hay un lecho también
como una barca invadida por el follaje del deseo
-unas hojas carnosas que exhalan el perfume de los más largos viajes-.

Y había siempre y nunca
como ahora vueltos de pronto boca abajo.
Corazón repudiado,
animal aterido en uno de los dos costados de tu sangre,
ignorabas entonces que tendrías la forma de un retablo de la creación hecho pedazos,
que alguna vez la noche del adiós te nombraría en voz muy baja
como nombra la soledad a sus testigos,
o como llaman aquellos que se van a los que nunca vuelven.

Ahora, de espaldas contra el muro que custodia el guardián de todo nacimiento,
sólo te quedan las apariciones,
el fantasma de un tiempo que gritará contigo en el estanque muerto de algún sueño,
cuando él duerme, tan lejos en su adiós.
Un soborno de plumas para una ley de fuego.

JUAN ANTONIO GONZÁLEZ






Profecía de tu piel maravillosa



Aunque nada sostiene la esperanza que canto
yo sumo aquí las sílabas del amor que te tengo
casi a tientas y pido que su fuego y su música
prendan el ruiseñor prisionero en tu torso.

Creo en un día soleado, mi esperanza lo siente
o lo quiere o lo teme o muere porque sea
cercano al fin sencillo como el puño de un niño.
Creo en el día luminoso en el que tú te rindas.

Podré atenerme entonces a tu piel verdadera.

Serás tú convertido en materia dulcísima.
Serás tú bajo forma de la forma preciosa
de tu cuerpo, en especie de sol y de hermosura.
Serás los treinta y siete grados maravillosos
que tu temperatura imprimirá en mis labios
y tu cuerpo será la mejor certidumbre. 

Tú lo curarás todo, todo lo harás volverse
ceguera y luz de amor en la memoria nueva.
Las tardes solitarias, la verdad de las lágrimas
serán tan sólo suma de amor deslumbradora.

Fulgurará tu peso sobre mí repartido
miembro a miembro sellándome con tu forma adorada,
y el esplendor que irradian todas tus proporciones
traspasará los límites de mi piel hasta hacerme
hermano para siempre de la hermosura tuya.

En tu gemir rendido y en tu animal furioso
me será revelada la luz de tu persona.
Tu forma de abrazarme y el modo de tus besos
darán sentido al nombre que te dieron tus padres.
Y yo que no soy nada probaré la ternura
que tienes cuando entregas tu ejército vencido.

Pero antes, antes, antes, abriendo, inaugurando
más bello y silencioso que los amaneceres
de la historia del mundo, no sé de qué manera
tú me dirás que sí y me darán tus ojos
la entrada, y lo que era a fuerza de soñarte
pelo tuyo, ojos tuyos, ojalá que no haya
nada tras el instante en el que tú te entregues.
No prosiga la vida su tejido confuso.

Entonces será dulce temblar ante tu piel
y morir, y acercarme, y sentir solamente
esa extensión suave de Dios entre mis manos.

De "La hermosura del héroe"

CARMEN GONZÁLEZ HUGUET






De "Locura Amor":



1. Amor, y tú lo sabes, es venero
de profundas y dulces quemaduras,
y también tiene espinas tan seguras
que matan con el roce más ligero.

Amor hace lo eterno pasajero
y nos convierte en lámparas oscuras.
Nos hace contemplar dichas futuras
y nos regresa al polvo volandero.

amor fue tu canción y tu batalla
por vencer a la muerte y su letargo
y al labio que su red rendida calla.

Se endulzó tu canción, amor tan largo,
que ahora brota tu dulce amor amargo
como una inmensa flor que me avasalla.