lunes, 6 de junio de 2016


ANTONIO MACHADO




Húmedo está, bajo el laurel, el banco...



Húmedo está, bajo el laurel, el banco
de verdinosa piedra;
lavó la lluvia, sobre el muro blanco,
las empolvadas hojas de la yedra.

Del viento del otoño el tibio aliento
los céspedes ondula, y la alameda
conversa con el viento...,
¡el viento de la tarde en la arboleda!

Mientras el sol en el ocaso esplende
que los racimos de la vid orea,
y el buen burgués, en su balcón, enciende
la estoica pipa que el tabaco humea,

voy recordando versos juveniles...
¿Qué fue de aquel mi corazón -sonoro?
¿Será cierto que os vais, sombras gentiles,
huyendo entre los árboles de oro?




AQUILINO DUQUE



  
Queen Anne's Lace

Here Thou, Anna, whom three Realms obey.
Pope



Randas de encaje de la reina Ana,
velos de novia de la primavera,
zanahoria silvestre que engalana,
flotando de árbol a árbol, la ribera
del cuarto reino de la soberana.
¿Floreció así la zanahoria
silvestre en los tres reinos insulares?
¿Al menos cuando fue común la historia
y era Albión la dueña de los mares?
Hampton Court está lejos,
su Támesis, sus torres de ladrillo,
los conos verdinegros de los tejos,
el dafodelo esbelto y amarillo.
Algodón de las plantaciones,
casacas rojas. Por el estuario
sube con sus setenta y dos cañones
la pérfida amenaza de un corsario.
¿Era este cuarto reino un yermo?
¡Tejos de Hampton Court, tulipanes de Holanda!
Tanto monta María como Guillermo
y Ana tiende su encaje randa a randa.


(Entreluces)



ELENA SOTO



  
Métrica del mar cuando se adentra


Mare Infunditur



Amor, sé que me adentro,
y que nunca debiste quitarte las aristas.
Curvaste el alma,
te hiciste bahía,
ofrendaste la arena de tus playas.
Y el mar es cruel,
disuelve lo que toca,
golpea, brama,
devolviendo a la tierra lo que no le pertenece,
pero también es profundo y se adentra.
fundiendo a quien como tu no opone resistencia.
Amor nunca debiste quitarte las aristas.


Del libro "Métricas del alma"


ESTHER GIMÉNEZ



  
Y si acuciase...



Te reto a que me enseñes a ganarte.
No es fácil desprenderse de tal trono
-recuerda qué apetito le entró a Crono,
aunque ni yo soy hija ni tú Marte,

ni yo Afrodita loca por follarte...
Pero a veces confundo y me acojono
por si te acucia el hambre o a mí el mono
y acabo digerida en cualquier parte.

Apuesto a que no sabes no saber;
pero no apuesto nada -la maestra,
desde su condición como mujer,

cuando se contradice lo demuestra.
Te reto a que me aprendas y un deber:
que salgas de una vez a mi palestra.
 



WASHINGTON DELGADO




Te estoy perdiendo



Te estoy perdiendo
en cada voz que escuchas,
en cada rostro que contemplas,
en cada gesto tuyo,
en cada lugar
que recibe a tu cuerpo.

Ser como la luz
que te envuelve, por la que dejas
un retazo de sombra. Ser
como la noche que te obliga
a un pensamiento, a un deseo,
a un sueño.

Ser una materia leve,
una corriente extensa
que te persiga siempre.
No ser esto que soy
y que te está perdiendo.


(de Formas de la ausencia)





MIGUEL GONZÁLEZ GERTH




Las miradas




a veces las miradas
tienen forma prístina
algo inefable y débil
débil como la aurora, colores y alas

Qué suavidad
qué gracia
qué desperdicio de palabras

Deberíamos escribir con nuestros ojos
en la nada