viernes, 13 de octubre de 2017


JUAN JOSÉ MACÍAS


  

30


en días de vehemencia
nada se avista
excepto una mujer:

todo se aleja para que ella se distinga

el cielo se hunde
la tierra pierde anchura

cada cosa recobra su aptitud de nube
y es un temblor eterno
acariciar lo efímero

porque llega el día
en que también ella se aleja

así de nuevo el dolor
vuelve avistable el mundo


De: “Deo volente” 


MIGUEL FLORIANO




Prueben a medir (I can’t get no satisfaction)



Ah, este exiguo interludio en el que somos
escabrosamente jóvenes. Ignoro
el qué o a quién podré ver aquí, sobre
mi sitio, cuando,
consumado el desquite de los años,
eche la vista atrás. Solo, supongo, los papeles
pretéritos y trasnochados de mis días, solo
los escombros de esta perniciosa
impaciencia. Solo, solo
oquedad, especulación, cincel de olvido.




ADOLFO BURRIEL





Mi fiel caballo rojo...



Mi fiel caballo rojo
ama las lejanías,
turban sus alas
la belleza del ángel,
hilos azules cierran
el viejo laberinto,
frágiles vientos
se llevan sus relinchos,

pero cabalga,
igual que la distancia que se olvida
en el ensueño de otros viajes.


De: "La memoria es el viaje"


  

ANDRÉS TRAPIELLO




Adoro las ciudades que son viejas...



Adoro las ciudades que son viejas
ciudades de provincia
y los puentes de piedra y los de hierro
y los puentes en ruinas,
viejos puentes de piedra solitarios
invadidos de ortigas.

Pero también me cansan esas viejas
ciudades de provincia
y todo lo que un puente sobre un río
oscuro simboliza.


De "La vida fácil"


ARIEL MONTOYA




Jaffa de noche
                                                                  A la cantante Betty Klein



A la orilla de este puerto hijo del diluvio y de las
manos de Jafet,
donde marineros egipcios se detuvieron para lanzar
sus redes,
frente a las rocas de la costa
donde la bella Andrómeda
continúa encadenada a los pies de la leyenda,
transcurre la noche desde el restaurante Suka Levara.

Memorial de sombras y lúgubres presagios,
derroche de instantes inútiles
enervados en la piadosa ventilación de la memoria.

Silenciosa epopeya nivelando emociones.
Voces esparcidas sobre apetitosos manteles
en el trivial escenario del restaurante
bajo el peso de la historia,
cuyos sitiales conservan maravillosos tesoros fenicios.

Rótulos comerciales
dibujan intermitentes peces en luces de neón,
atrapados por el milagro de un Jesucristo
que camina sobre el agua.

Israelitas abrigados
y con teléfonos celulares en mano
se comunican con el mundo mientras
la danza de los panes y el banquete avanza;
la mirada de la camarera
también sugiere ese mundo:
reposa en los ojos del viajero
su milenaria y silenciosa diáspora.


                              Jaffa, Israel, abril de 1997


De: “Perfil de la Hoguera”


VANESA PÉREZ-SAUQUILLO





el lazo roto que atraviesa las ciudades
la boca hambrienta lámpara de desierto
tierra quemada donde ya no palpita
la voz de ningún jugo
las antenas de la melancolía
a veces enredadas como puños
contra las azoteas
las horas de la noche
que se desnudan para los ancianos
lo que abrasa periódico a través
y que es herida nueva
por el roce apagado de la tinta
los ceniceros los supermercados
la venta del deseo
siempre pequeña fruta roja
y encerrada en la mano
la tempestad sin hueso
que cogiste del árbol para mí
el rastro de la suerte por la arcilla
la luna que se desprende y rompe los azulejos
como si proviniera de un recuerdo
o las palabras que han nacido del daño
y es que nunca palabra fue inocente
los poemas los poemas los poemas
todo lo que desconocido vuelve a mí
cuando despierto y me despertenezco