lunes, 10 de junio de 2013

RENATO SALES HEREDIA






Que hoguera encerrada…



Que hoguera encerrada
es el hielo
cuando regreso de mirarme
y pienso
en tus noches, ciudad,
en tus mujeres,
y me vuelve el rostro
hacia el verano
y tu voz me crece,
me rodea,
espejo en letras,
historia de cristales y de llamas.

De: Para que partan los pájaros
Traducción de Felipe Sentelhas


SONIA BETANCORT





Como una pluma


“Pide bueyes que le arranquen el corazón
mientras revuelve los infiernos”.
“(..)Tristumbre”.
JUAN GELMAN

Infierno:

diálogo de la conciencia
tristumbre
calles de mentira
que
además
no van a ningún puerto

taxis-abeja
que nos dejan
como en una letanía

miedo que abraza el miedo
de otro miedo mayor

perros ladrando adentro

columpios rotos de un lado
sentirse perdido roto
de un lado

otra baja de amor
tú que no llegabas
y ahora
si te vas
romperé todas las puertas

la casa donde no quisimos estar
aquel inconfesable
que nos humilla
lo inevitable
cruel
como la jaula de un pájaro
lo que no me atrevo a decir
la decepción que callo

los ojos de un niño
apoyados en la muerte

la desconfianza
la inseguridad
a borbotones
papá destruido lloraba
de camino hacia la playa

todos los grifos de la mala suerte
abiertos a un ritmo imparable

todos los despertadores
chirriando al mismo tiempo

el vértigo a ambos lados de mi mano
la compañía que robustece mi soledad

la palabra gente

dormida
la gente confundiendo
televisión con astros

rota la unidad
una broma
pensar que tiene que ser una broma
porque tanta sombra es imposible

la palabra esclavizada
la distancia
la cama que compartimos
con nausea
el asco

aquel gesto brutal con el que mamá
nos dibujó
la primera mano sobre la cara

el ogro
el suicidio
el deseo de matar
boicotear
al ser querido

el sueño
en el que nos persiguen
y no podemos correr

la huída
la desvalentía
el coágulo de sangre
en mitad de la calle blanca

los ismos
la crítica
los hospitales
el hambre
los homenajes
la extinción
el fracaso
la bolsa de este cuerpo

el infierno
se enciende y se apaga
aquí
su ritmo parece imposible
se eleva y cae
como una pluma.

De Paisajes del infierno

LAURA GIORDANI






Primera vez


Sus noventa y siete kilos y toda
su lujuria cayeron sobre tu pubis
de nieve aún blanda.

Si hay dios, que esta noche
caiga de rodillas y llore
todo lo creado

ROSA LENTINI





Voces


            Primero te vi al final del túnel, a ti, a quien el polvo rebasa. Con lenguas de fuego lames nuestros deseos, eres el alimento que palpita sobre un tronco hueco y sin nidos, la llamada que en amplios pasillos de nuestra voz persigue palabras largamente acunadas.-

            En manos que anuncian la lluvia nace el final del polvo. Te veo al empezar la ola. Navegas en sombras y luces sobre la arena, aras el mundo de tierra absorta, y cuando la hierba se espiga y madura, te diriges a otro lugar, corazón desterrado.-


De "El sur hacia mí"

RAFAEL DE LEÓN





¿María Manuela, me escuchas?



Yo de vestíos no entiendo,
pero... ¿te gusta de veras
ese que te estás poniendo?
Tan fino, tan transparente,
tan escaso y tan ceñío,
que a lo mejor por la calle
te vas a morir de frío.

Te sienta que eres un cromo,
pero cámbiate de ropa,
si es un instante, lo justo
mientras me tomo esta copa.
Ponte el de cuello cerrao
que te está de maravilla
y que te llega dos cuartas
por bajo de la rodilla.

Cada vez que te lo pones
te encuentro tan elegante
que dentro de mí murmuran
los duendecillos de un cante.
"La rosa que me entregaron
al pie del altar mayor
lleva las sayas cumplías
y nadie le ve el color". 

Pero antes de que te vistas
coge un poco de agua clara
y afuera los melinotes
que te embadurnan la cara;
ni más carmín, ni más cremas,
ni más tintes en el pelo;
no te aguanto más colores
que los que te puso el cielo.

Se acabó enseñar las piernas,
y los brazos, y el escote,
y el rostro no te lo pintes
ni aunque te salga bigote;
que te hizo Dios tan hermosa
como una rosa temprana
y se va a enfadar contigo
por enmendarle la plana.

Y a tu prima le devuelves
la pulsera de brillante,
son mucho lujo esas piedras
pa la mujer de un tratante.
Te quiero guapa y sencilla
como yo te conocí,
no tienes que engalanarte
pa nadie más que pa mí.

Ni más zapatos de Gilda,
Ni más turbantes de raso;
para presumir te sobra
con cogerte de mi brazo;
y como un día te vea
que enciendes un cigarrillo
vas a echar, entrañas mías,
el humo por los tobillos.

No quiero que me pregunten
"Esa gachona, ¿quién es?,
¿una secretaria de esas
que beben champán francés?"
Ni tú eres mujer moderna
ni quiero que lo aparentes
que yo te prefiero antigua
y oliendo a mujer decente.

Que con el triguito limpio
toito er mundo te compare,
que por defuera y por dentro
te parezcas a mi mare.
¿Te cambiaste ya el vestío?
Pues andando p'al teatro,
ya verás tú con qué envidia
nos contemplan más de cuatro:
"¡Vaya un marío con suerte
y una mujer bien plantá,
es una vara de nardos
con la carita lavá!".

Y al salir yo te prometo
cantarte por alegrías,
lo mismo que te cantaba
cuando tú eras novia mía:
"Mi novia es la más hermosa
y no se pinta la cara
la tiene como una rosa
tan sólo con agua clara".

El barco de mis amores
no tiene más que una vela
remendaita y graciosa
igual que María Manuela.

Se conforma mi niña con un vestío
y le basta y le sobra con un marío.
De percal que se ponga,
¡viva el salero!,
es mi María Manuela
la reina del mundo entero.


REYNALDO URIBE




Trenes



Mi casa retumba
Con el paso del tren

No es
el peso de máquina
y vagones,

son latidos
de corazones
que ya no vienen.