jueves, 26 de enero de 2023


 

COROMOTO RENAUD

  


 

Tengo fósiles en mis entrañas
caracoles marinos
en un tiempo me cubrió el océano
de mí nacen las quebradas
recojo las aguas
mis cuencos son los ríos

en invierno
la neblina me cubre
y desciende a los bajos
dos cerros gemelos me distinguen de la serranía

he visto aparearse toda clase de animales
amé los tigres
su insólita belleza

testigo soy de este valle
vi de lejos llegar una máquina moderna
abría caminos
cicatrices polvorientas

empecinados y bulliciosos hombres
como hormigas comenzaron
a desmalezar la tierra

conocí el fuego
ardieron mis laderas
 


JESÚS MONTOYA

 

 

A medianoche

 

 

El uniforme azul es valentía.

Se distingue de cante cual gallo
en la oscurana, pero enseguida,
ni él mismo se basta: sobran
las mentadas metáforas.

El uniforme azul es un gitano
con la boca chorreada de templos,
de reclamos, de recaídas
en la indumentaria.

Eternos descendemos en él
entre pulsera y sandalia cual adagios.

El pie y la muñeca se balancean;
es sabido: el cuerpo está ahí,
no siempre la mente, no siempre
la voz de pulpos comentarios,
de pulpos sedentarios no sé ya,
pero está, yace hasta el afuera
y se imagina su patio pata de elefante
plantado.

Vivirá.

 

FEDERICO PACANINS

 


 

Sopla al espejo
lo convierte en pizarra.
Su dedo es tiza
que trasluce un secreto
borrado de inmediato

 
 

JESÚS ALBERTO LEÓN

 

 

Pasión de aire



El aire tiene envidia de lo quieto,
de la tierra y la piedra sobre todo.
Si fuera menos móvil, podría comprar su casa
y quizás reposar algunas veces,
como el agua del río que posee
el cauce, el lecho donde sostenerse.
Si en vez de andar lamiendo servilmente
las caras de los otros
tuviera rostro propio, no una máscara
ajustable a los ámbitos que ocupa,
pudiera sentir lágrimas cruzando
su sonrisa escondida en los espejos.
Si tuviera en el cuerpo algo palpable
y no esa transparencia migratoria
podría aferrarse a cierto amor espeso
en vez de andar quejándose, al volar,
de su única pasión, la libertad

  

De: “Habitar el instante”

 

VERÓNICA ARANDA

 

  

A la hora del té



Siempre hiere el silencio
dentro de un naranjal
a la hora del té,
como hiere la taza
cuando flotan recuerdos,
cuando solo nos resta
ir a buscar una hoja satinada
y declinar la invitación.
 
 

PEDRO LASTRA

 

 

A la sombra de un sueño has regresado

 

 

A la sombra de un sueño has regresado,
Eugenio amigo,
a visitarme,
a recordar historias perdidas y encontradas.
Hablamos largamente bajo un árbol
parecido a un samán.
Se oyó el canto de un pájaro:
—Ya ves, ya ves, dijiste,
aquí estamos muy bien acompañados.

  

De: “Transparencias”