"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 25 de julio de 2017
LUIS ZALAMEA BORDA
A una desposada
"Tú serás del que te ame, del que corte
en tu huerto lo que he sembrado yo".
Pablo
Neruda
Blancas.
Blancas serán tus bodas.
Las nuestras ya lo fueron de musgo, sangre, tierra,
inexhausto ritual, surgido desde el templo del mar.
La tribu. Concurrirá la tribu en filisteo corrillo.
Nuestros testigos fueron el bosque y el silencio,
la savia del estío, los duendes, el rocío.
Azahares. Disimularán tu compra los azahares.
No llevarás entonces la dulce soledad del jaramago,
ni trepará a las ramas el grito de tu dicha.
Sábanas. Desesperadamente blancas serán tus
sábanas nupciales.
Verde y coral, se hundió la hierba bajo tu peso ansioso.
Manos. Cuando la torpe mano lime, hosca, tu piel,
buscarás la ternura de los días ya fundidos.
Muerta. Muerta estará en ti la ternura que mi semilla dio.
Y tú. Tú también habrás muerto en el día de tu boda.
Las nuestras ya lo fueron de musgo, sangre, tierra,
inexhausto ritual, surgido desde el templo del mar.
La tribu. Concurrirá la tribu en filisteo corrillo.
Nuestros testigos fueron el bosque y el silencio,
la savia del estío, los duendes, el rocío.
Azahares. Disimularán tu compra los azahares.
No llevarás entonces la dulce soledad del jaramago,
ni trepará a las ramas el grito de tu dicha.
Sábanas. Desesperadamente blancas serán tus
sábanas nupciales.
Verde y coral, se hundió la hierba bajo tu peso ansioso.
Manos. Cuando la torpe mano lime, hosca, tu piel,
buscarás la ternura de los días ya fundidos.
Muerta. Muerta estará en ti la ternura que mi semilla dio.
Y tú. Tú también habrás muerto en el día de tu boda.
VICENTE QUIRARTE
Bahía Magdalena
Volvemos
al barco por la tarde. Nos bañamos, sabiendo que el agua no puede borrar los
crepúsculos vividos por el día; leemos libros donde se detallan los pasos de la
ballena gris, la Eschrichtius robustus,
al sumergirse, y en silencio reímos por la distancia que existe entre páginas
muertas y la sabiduría de Laco, por quien vimos el abanico enorme —la cola de
la ballena— hendir el aire. En la pantalla vemos imágenes de pájaros, dunas y
ballenas, como si nuestra tecnología fuera capaz de aprisionar el vuelo, el
salto, la lucha contra la muerte y contra el hambre. Después de la cena, los
cigarros, los besos a la luz de la luna. En la serenidad de la noche, cuando en
apariencia la lucha ha terminado, casi junto a nuestro lecho, como la arteria
principal de nuestra galaxia, el resoplido. Arriba, parece que las estrellas
temblaran y fueran a derrumbarse en la laguna.
*
Revive
una forma en mi memoria: la ballena que emerge, respira, se arquea. A punto de
mirarla por entero, la imagen se desvanece. Estamos en La Paz, en un hotel por
cuyas ventanas entra un jardín salvaje. Entre la frescura de las sábanas,
regresa a mis pies el calor de las dunas, los muros esculpidos por el viento,
el brillo intolerable de la espuma al fondo de montañas de un oro fino y
silencioso. Por la ventana, la última línea del crepúsculo a flor de tu piel
pulida y tersa donde también parecen desvelarse todos los vientos y las aguas.
Miraré a través de otras ventanas la forma de los cerros y estarás dormida,
como ahora, entre mis brazos. En ese vaivén entre el sueño y la vigilia,
volverá la línea que se ondula, se quiebra, estalla en un resoplido caliente,
salvaje y espumoso. Como a veces la vida.
De: “María Magdalena”
FRANCISCO GONZALEZ DE LEON
Confabulación
Fue la confabulación de la noche y del día:
La noche, con sus sueños
isómeros de ensueños
con aquella vaguedad de un anhelar
al despertar;
con aquella casa
que cultivó una rosa
florecida en olor de santidad.
Y el día:
El día, con su prelacía matutina;
con su cortina de tafetán
bien restirado y transparente;
con la sugerente soledad de la calle;
con sus silencios y sus neblinas;
con lo ralo de su luz,
y el detalle de la cruz de la Capilla
cuajada de golondrinas.
Mañanera dualidad en que convergen
vértices de suavidad.
Mariposa que ronda
el perfume de la rosa,
y que en ella no se posa,
fórmulas de vaguedad;
síntesis del corazón;
fábula callada y una:
Fábula,
secuencia de una
confabulación.
De: “Mi libro de horas”
LUISA CASTRO
La amiga muerta
Averigua,
dulce corazón de hermana imperdonable,
cómo llegó hasta casa la discordia
y cómo nos estalló en las manos
un juguete que nunca deseamos, recuerda.
Nos estalló en las manos.
A ti te llevó la cara
y a mí la mano izquierda.
Ahora sólo puedo escribir
pensando en mi amiga muerta.
Ahora, dulce corazón de hermana imperdonable,
sólo puedo escribir.
Averigua,
dulce corazón de hermana imperdonable,
cómo llegó hasta casa la discordia
y cómo nos estalló en las manos
un juguete que nunca deseamos, recuerda.
Nos estalló en las manos.
A ti te llevó la cara
y a mí la mano izquierda.
Ahora sólo puedo escribir
pensando en mi amiga muerta.
Ahora, dulce corazón de hermana imperdonable,
sólo puedo escribir.
**
Averigua,
dulce hermana que nada perdonas
ni a tus huestes eliges,
dónde prendió el mal
y qué he hecho y qué has hecho,
quién de todas las furias
(enmascarada, soberbia),
desbarató la obra que el tiempo había erguido
y se comió el papel donde quedaba escrito
para el hombre venidero,
aquel que te llamaba al fondo de la carretera
con los brazos abiertos y el color de los ojos
aún por determinar,
la forma en que habrías de reconocerlo:
Llegará de día con los rayos del sol,
no enturbiará su mirada
el frío del amanecer
ni los oscuros reclamos del bosque.
Pero cuando sea la hora tú ya no estarás. Estaré yo.
y en ese momento del baile
la muerte
cambiará de pareja.
dulce hermana que nada perdonas
ni a tus huestes eliges,
dónde prendió el mal
y qué he hecho y qué has hecho,
quién de todas las furias
(enmascarada, soberbia),
desbarató la obra que el tiempo había erguido
y se comió el papel donde quedaba escrito
para el hombre venidero,
aquel que te llamaba al fondo de la carretera
con los brazos abiertos y el color de los ojos
aún por determinar,
la forma en que habrías de reconocerlo:
Llegará de día con los rayos del sol,
no enturbiará su mirada
el frío del amanecer
ni los oscuros reclamos del bosque.
Pero cuando sea la hora tú ya no estarás. Estaré yo.
y en ese momento del baile
la muerte
cambiará de pareja.
**
Abre los ojos, es ella otra vez.
No tengas miedo, es
una cara amiga
y te hablará con las mismas palabras de siempre.
No deben sorprenderte
sus frases de agradecimiento por oírla ya muerta
ni sus gestos de disculpa por yacer en el suelo.
Sabes que no se irá
aunque tú te vayas
y tus ojos no quieran ver.
Sabes que no se irá,
seguirá aquí,
por una eternidad seguirá aquí.
Eres tú la que ocupas su lugar.
Eres tú la que llenas su tiempo.
**
De: "De mí haré una estatua
ecuestre"
RAUL ORLANDO ARTOLA
Dao rojo fuego
Uno
mira el cuadro
se
conmueve, lo comenta
y
dice: esta mujer es feliz
no
pueden faltarle hombre,
mujer,
vecinos, hijos
que
la amen.
Uno
mira el cuadro
y le
dan ganas de llorar
por
uno mismo.
Después
nos enteramos
que
la autora ha pasado
malos
tiempos:
estuvo
internada
toma
barbitúricos
y
nadie la cuida.
RAUL RENAN
Sáficas
X
Del cordel del amor la torcedura
tiene el odio enhilado entre la trama,
igual que en el andamio de la rama
la alterna altura.
Del cordel del amor la torcedura
tiene el odio enhilado entre la trama,
igual que en el andamio de la rama
la alterna altura.
De: “Catulinarias y sáficas”
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