domingo, 30 de agosto de 2020


AMIRI BARAKA




El Mentiroso



Lo que yo creía que era amor
en mí, mil veces descubro
que es miedo. de la sombra del árbol
enroscándose alrededor de la silla, una música distante
de pájaro tintineando
en el frío.
Adonde quiera que vaya a reclamar
mi carne, hay puertas
del espíritu. Y hasta sus consuelos
son prácticas odiosas que me esfuerzo en comprender.
Aunque soy un hombre que habla en voz alta
sobre el nacimiento de sus costumbres.
Redefiniendo públicamente
cada cambio de mi alma, como si yo
los hubiera predicho y aprovechado bíblicamente,
aunque su peso cantarín, borró lo familiar de mi cara.
Una pregunta creo, una respuesta; quien quiera que sea
el que está sentado contando minutos
hasta que uno muera.
Cuando dicen «¿es Roi el que murió?»
Me pregunto: ¿A quien se referirán?


MASAOKA SHIKI





Sin hacer nada

La babosa de mar ha vivido


Dieciocho mil años.

RANDALL JARRELL




Artillero



¿Me enviaron lejos de mi gato y de mi esposa
A un doctor que contó mis dientes y me empujó
Hacia una línea en el llano hacia una cocina de hierro en una tienda?
¿Les cabecee a las moscas de las escuelas?
¿Y los luchadores se enrollaron dentro del rastro como conejos—
La sangre congelada sobre mí entablillado como una costra
Ronqué, todo quieto y gris en la torreta
Hasta que las palmeras fuera del mar se volvieron rosa con mi muerte?
¿Y los finales del mundo aquí, en la arena de una tumba
Con todas mis guerras encima? ¡ Cuán fácil ha sido morir!
¿Tiene mi esposa una pensión para tantos ratones?
¿Las medallas hicieron regresar mi gato a casa?


IBN SARA AL-SANTARINI




Boca deforme



Hasta el fin de los tiempos
alabaré sus dientes.
Cuando los miras, ante tus ojos aparecen
como una de las muelas de pulir.
Dirías que los genios de Salomón
construyeron su boca, como Palmira,
con rocas y columnas.
Te guía a oír la melodía de sus palabras
algo como el silbido
de soplar en los nudos en la magia.
Tiene, en fin, una boca como vulva,
y de su misma forma, «cuyas olas
cubren de espuma ambas orillas».



JOSÉ BERGAMÍN GUTIÉRREZ




La sombra y la muerte (II)



En todo hay cierta, inevitable muerte
Cervantes
Siento que paso a paso se adelanta
al doloroso paso de mi vida
el ansia de morir que siento asida
como un nudo de llanto a la garganta.

Fue soledad, fue daño y pena, tanta
pasión que en sangre, en sombra detenida,
me hizo sentir la muerte como herida
por el vivo dolor que la quebranta.

Siento que paso a paso, poco a poco,
con un querer que quiero, y que no quiero,
se adentra en mí su decisión más fuerte:

sintiendo en cuanto miro, en cuanto toco,
con tan clara razón su afán postrero,
que en todo es cierta, inevitable muerte.




JOSÉ CORREDOR MATHEOS





Mueren todos los hombres…



MUEREN todos los hombres,
los que ignoran,
los que viven pensando
en el mañana
de un tiempo que no existe.
Todos los hombres mueren,
y esta tarde,
luminosas tinieblas
hacen brillar en mí
una fe que no es fe,
sino conciencia
de cegadora luz.