"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 6 de febrero de 2025
ANNE SEXTON
El beso
Mi
boca florece como una herida.
He estado equivocada todo el año, tediosas
noches, nada sino ásperos codos en ellos
y delicadas cajas de Kleenex, llamando llora bebé
¡llora bebé, tonto!
Antes
de ayer mi cuerpo estaba inútil.
Ahora está desgarrándose en sus rincones cuadrados.
Está desgarrando los vestidos de la Vieja Mary, nudo anudo
y mira, ahora está bombardeada con esos eléctricos cerrojos.
¡Zing! ¡Una resurrección!
Una
vez fue un bote, bastante madera
y sin trabajo, sin agua salada debajo
y necesitando un poco de pintura. No había más
que un conjunto de tablas. Pero la elevaste, la encordaste.
Ella ha sido elegida.
Mis
nervios están encendidos. Los oigo como
instrumentos musicales. Donde había silencio
los tambores, las cuerdas están tocando irremediablemente. Tú hiciste esto.
Puro genio trabajando. Querido, el compositor ha entrado
al fuego.
Versión de: Patricia Rivas
VIOLETA PARRA
Me gustan los estudiantes
Que
vivan los estudiantes
Jardín
de nuestra alegría
Son
aves que no se asustan
De
animal ni policía.Y no le asustan las balas
Ni
el ladrar de la jauría
Caramba
y sambalacosa
¡qué
viva la astronomía!
Me
gustan los estudiantes
Que
rugen como los vientos
Cuando
le meten al oído
Sotanas
y regimientos.
Pajarillos
libertarios
Igual
que los elementos
Caramba
y sambalacosa
¡Qué
viva lo experimento!
Me
gustan los estudiantes
Porque
levantan el pecho
Cuando
le dicen harina
Sabiéndose
que es afrecho.
Y no
hacen el sordomudo
Cuando
se presenta el hecho
Caramba
y sambalacosa
El
código del derecho.
Me
gustan los estudiantes
Porque
son la levadura
Del
pan que saldrá del horno
Con
toda su sabrosura.
Para
la boca del pobre
Que
come con amargura
Caramba
y sambalacosa
¡Viva
la literatura!
Me gustan
los estudiantes
Que
marchan sobre las ruinas
Con
las banderas en alto
Va
toda la estudiantina.
Son
químicos y doctores,
Cirujanos
y dentistas,
Caramba
y sambalacosa
¡Vivan
los especialistas!
Me
gustan los estudiantes
Que
con muy clara elocuencia
A la
bolsa negra sacra
Le
bajó las indulgencias.
Porque
hasta cuando nos dura
Señores
la penitencia
Caramba
y sambalacosa
¡Qué
viva toda la ciencia!
¡Qué
viva toda la ciencia!
JUANA DE IBARBOUROU
Amor
El
amor es fragante como un ramo de rosas.
Amando, se poseen todas las primaveras.
Eros trae en su aljaba las flores olorosas
de todas las umbrías y todas las praderas.
Cuando
viene a mi lecho trae aroma de esteros,
de salvajes corolas y tréboles jugosos.
¡Efluvios ardorosos de nidos de jilgueros,
ocultos en los gajos de los ceibos frondosos!
¡Toda
mi joven carne se impregna de esa esencia!
Perfume de floridas y agrestes primaveras
queda en mi piel morena de ardiente transparencia
perfumes
de retamas, de lirios y glicinas.
Amor llega a mi lecho cruzando largas eras
y unge mi piel de frescas esencias campesinas.
BELLA AJMADÚLINA
Un cuento sobre la lluvia
Desde
la mañana la lluvia no me abandonaba,
-Oh, déjame- le decía yo groseramente.
Pero ella no cedía, fiel y triste,
me seguía como una pequeña hija.
La
lluvia se pegó a mis espaldas, como un ala.
Yo la retaba
-Avergüénzate, mala!
Llorando te implora el quintero
-Vete a las legumbres y a las flores!
¿Qué quieres de mí?
El
tiempo era pesado y seco.
La lluvia estaba conmigo, olvidando
al resto del mundo.
Los chicos bailaban en torno a mí,
como si fuera una máquina regadora.
Me
ingenié para entrar en un café,
Me escondí en una mesa, detrás de un nicho.
La lluvia, cual un mendigo, se pegó a la ventana,
y quería llegar a mí a través del vidrio.
Salí otra vez, la mejilla fue castigada
con una bofetada húmeda,
pero en seguida, arrepentida,
la lluvia, triste y valerosa,
me lavó los labios con olor a cachorro.
Creo
que mi apariencia era ridícula.
Me envolví el cuello con un pañuelo gris.
Y la lluvia me pellizcaba la oreja.
La sequía era tensa. Todo estaba seco.
Sólo yo me empapé.
Versión de: Irina Astrau
JULIA PRILUTZKY
Alguna vez, de pronto, me despierto
Alguna
vez, de pronto, me despierto:
Un dolor me recorre tenazmente,
un dolor que está siempre, agazapado,
por saltar, desde adentro.
Entonces tengo miedo.
Entonces, me doy cuenta que estoy sola
frente a mí, frente a Dios, frente a un espejo
lleno de mis imágenes,
de rostros polvorientos.
Estoy
sola, pero siempre estoy sola:
Es lo único cierto.
El amor era un huésped,
la soledad es siempre el compañero
que permanece al lado, inconmovible.
Lo único seguro, verdadero.
Oigo mi corazón, vieja campana
que dobla y que golpea,
que rebota en las sienes y en la nuca
y en la boca y los dedos.
Es cierto, tengo miedo.
Miedo de no poder gritar, de pronto,
de que ya sea demasiado tarde
para un ruego.
La costumbre ahoga las palabras
y alarga el desencuentro.
Ah, tantas cosas quedarán ocultas,
perdidas, sin recuerdo,
tantas palabras que no fueron dichas,
tantos gestos.
Unos
dirán: Yo sé, la he conocido,
fue una ardiente rebelde,
se desolló las manos y la vida
por defender los que creyó más débiles.
Otros dirán: Yo sé, la he conocido,
era dura, malévola,
avara de ternura, con la boca
mostraba su desprecio.
Alguien dirá: Y cómo sonreía…
Qué importa
lo que vendrá después del gran silencio.
Claro que tengo miedo.
Así, en la madrugada
mientras algún dolor -un dolor, siempre-
va hincando sus agujas en mi cuerpo,
abro las manos en la sombra dulce
para atrapar mi soledad, de nuevo,
y me quedo a su lado, sin moverme,
con los ojos abiertos
la vida detenida.
Toda mi sangre es un temor inmenso.
ALEJANDRA PIZARNIK
Cenizas
La
noche se astilló de estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.
Pronto
nos iremos
Arcano
sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.
¿Qué
haré conmigo?
Porque
a Ti te debo lo que soy
Pero
no tengo mañana
Porque
a Ti te…
La
noche sufre.