domingo, 12 de abril de 2020


LÍBER FALCO





Canto a la invisible amante



¿Dónde te escondes tú?
¿Acaso, en esta ciudad enorme
cuando posan las noches
que incuban a mis sueños?

En las calles sin rumbos
que descubre mi anhelo,
se ha curvado mi pecho de ternura
llamando sin palabras por tu nombre.

Ya los gallos eslabonan
un collar de cantos a la aurora.
¿Dónde te escondes tú?
No te veré en la luz...
Sólo en la Noche alientas.


IVÁN CARVAJAL




  
Días del parto y días de la muerte



Días del parto y días de la muerte
estaciones que saldan la alegría de vivir

Tardes del himno de las revueltas
con el fuego encendido en el volcán
y la hoguera doméstica ardiendo

Las muchedumbres coléricas se levantan
en bramido que barre las tierras

Clandestinamente celebras la ternura

Se sabe a medias:
las ojivas atómicas
apuntan contra ciudades góticas

Y el hombre y la mujer
asidos uno a otro y como pueden
envuelven su mundo en el desnudo abrazo
de sus cuerpos.


De: “Un mal tiempo para la lírica”

SHINKICHI TAKAHASHI


  


Tiempo



El tiempo pasó soplando sobre su rostro
como una ventisca que cruzara un lago.

En el sueño profundo
continuó su mente
destilando, evaporando ideas.

Algunas mañanas el sol, como una amenaza,
ascendía por el borde de las montañas.

Se calcinaron, tal esperanzas, los árboles.
La tierra agonizaba.

Despierto, encendía su pipa
e intentaba respirar el sol.

Como la lluvia,
como los frutos,
caía el tiempo.

Un barco hacia el pasado
flotaba mar adentro.

Él aferró con una mano la vela de lo eterno
y el eterno universo entró en sus ojos.



GISÈLE PRASSINOS





La langosta artrítica



Busqué por todas partes un lugar de reposo
                    por qué no
 sin siquiera atrapar un aro en la piel
                    cierto que no
 encontré un riel con alquitrán
                    hay que decirlo
 mi flor perdió su primer capullo
                    pero en broma
 pinché a una vaca con un bombón
                    porque sí
 di que es una blusa de papel marrón
                    yo no tengo
 Escupí tinta en la sartén
                    si mi corazón
 mientras saboreaba la goma de borrar
                    qué dolor
 comí afrecho que tenía sarampión
                    sin gritar
 cuando tuve la panza llena cargué mi pipa
                    tu zapato se soltó


Versión de Aldo Pelligrini

CARL SANDBURG





Lealtades



Polvo amarillo
            en el ala de un abejorro,
luces grises en los ojos
            de una mujer que pregunta,
rojas ruinas a la luz cambiante
            de los rescoldos del crepúsculo:
os tomo y amontono
             los recuerdos.
La muerte ha de romperse las garras
             en algunos a los que guardo.


De: "Puñados"
Versión de Miguel Martínez-Lage



TUDOR ARGHEZI





Lluvia



Se me antoja que hacía mucho que no la oía…
Ahora la estoy escuchando.
El sudor de la noche se desliza por los cristales.
Llueve entre el vacío que dejan las ramas.

Quisiera hallar una semblanza.
Y en los ruidos y en los murmullos,
en violines, flautas y guitarras
acecho el eco incierto y turbador.

La noche se ha desvanecido en otras noches
y una tras otra, en su urdimbre,
van cerniendo la lluvia y la arena menuda
como si fueran cedazos.

Agotado el pensamiento en su llama de lluvia tardía,
empalidece y se consume como una vela.
La ventana está enlutada por una haya
de la cual pende entera la noche, como una bandera.

No es el chirrido de las espadas que se afilan;
tampoco el del sable que encuentra la coraza.
No es el latir del corazón. No es
la torre
ni su reloj sonoro,
tejedor inmutable del tiempo.

Parece que es el alma
de todos los ejércitos vencidos.