viernes, 6 de diciembre de 2019


PEDRO GANDIA





When forthy winters shall besiege thy brow



te impones que su antorcha joven prenda en tus versos
la materia danzando su designio de gracia
y lo tomen por faro náufragos de la vida
aunque ya no responda ni su sombra a su sombra
y aun sabiendo que nunca podrán imaginar
la enigmática luz tan rubia de su cuerpo
porque nunca regresa
ni siquiera en un dios


De: "El Perfume de la Pantera"
 

LÉOPOLD SÉDAR SENGHOR




  
Máscara negra 
A Pablo Picasso



Ella duerme y reposa sobre el candor de la arena
Koumba Tam duerme. Una palma verde abanica la fiebre
de los cabellos, la frente de cobre combada
Párpados cerrados, como dos copas, manantiales sellados.
Este fin creciente, este labio más negro y más pesado
apenas
—¿dónde está la sonrisa de la mujer cómplice?
Las medallas de las mejillas, el dibujo del mentón, cantan
al acorde mudo.
Rostros de máscara cerrada a lo efímero, sin ojos, sin
materia
Cabeza perfecta de bronce y su pátina de tiempo
Que no ensucian afeites ni bochorno ni arrugas, ni huellas
de lágrimas ni de besos
Oh, rostro tal que Dios te ha creado antes de la memoria
misma de los tiempos
Rostro del alba del mundo, no te abras como un cuello
tierno para conmover mi carne
Te adoro, ¡Oh belleza de mi ojo monocorde!


SILVIA EUGENIA CASTILLERO





Caracol



De fiebre sobre los pechos, el deseo escurre; rumor de espuma en los poros, la piel se vuelve bramar marino de caracol. Espera la tarde, las calles se alejan en la luz. Sitiados por una eternidad de arena en la escalera, nuestros cuerpos comienzan a curvarse al borde del abrazo. Somos sombras sin color, contorsión perdida en el océano: un remolino obstinado en girar sin fin. En la ciudad que rueda sus aspas de molusco, contrastan como imposibles anémonas amantes, el resplandor de piernas y brazos.

Porque partimos al acabar el sueño, el caracol desaparece.


JULIO TRUJILLO


  


Funámbulos



Un solo hilo de araña entre dos ramas
refulge bajo el sol.
Ojos funámbulos se mecen
encandilados por el filamento.
No
caernos,
precipitar jamás el tiempo.


LÍBER FALCO





Final-radiografía



Muerto he de verme
caminar detrás de mí,
pulsándome los pasos
que no he dado.

Muerto ya
y con olvidada boca
llamándome yo mismo
–triste humor de la Tierra–,
y persiguiéndome.


ANA MARÍA FUSTER




  
Nocturno para una sombra



Encuentro una mirada tras las sombras 
desnudando una tarde  que pinta palabras trituradas 
buscando los sonidos de mis recuerdos cautivos; 
son tus manos recorriendo laberintos de cartón 
son tus ojos perdidos en el abismo  de otra calle 
son mil otoños de un poema desesperado 
o de una canción de amor desangrada en mi piel, 
y te pienso tibio en las pisadas clandestinas 
y trato de tocarte en el exilio de un sueño 
para no perder la razón de mis pasos silentes. 

El abandono se hace eterno y ajeno, 
las noches hablan los silencios de la muerte, 
la música de un burdel arrulla otredades asesinas 
y me bebo la última gota de tu nombre para escupirlo. 
Quizás las estrellas rían dolores maleficando mi nombre 
y mi alma se fragmente contra un muro en otra acera 
pero pervivo, revivo, sobrevivo, vivo 
y soy. 

Acepto otras muertes: 
la muerte peregrina; 
la muerte sangre, éter, vida; 
la muerte viene, previene, reviene y se viene;
la muerte me seduce, la beso, me acaricia, nos amamos 
y te reinvento hasta la muerte.

Aun así, quiero soñarte, 
quizás morirte o parirte entre mis sábanas; 
como una sombra desvanecía en el nocturno de un poema 
y seguir mi camino entre miradas, sombras y palabras.