"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 2 de septiembre de 2018
MIGUEL RASH ISLA
Ella es
así: la frente marfileña,
a sol bruñidos los cabellos de oro,
y dichoso compendio del sonoro
brazo de un arpa la nariz risueña.
a sol bruñidos los cabellos de oro,
y dichoso compendio del sonoro
brazo de un arpa la nariz risueña.
Su
perfil reproduce el de fileña
concha de mar en que durmió un tesoro,
y los hombros, de helénico decoro,
son dignos de un reposo de cigüeña.
concha de mar en que durmió un tesoro,
y los hombros, de helénico decoro,
son dignos de un reposo de cigüeña.
Es tan
blanca, que a veces se confunde
su cuerpo con la luz. en lo que mira
una instantánea castidad infunde;
su cuerpo con la luz. en lo que mira
una instantánea castidad infunde;
a su
lado inocencia se respira,
y en conjunto feliz ella refunde
nieve, perla, ave, flor, ángel y lira.
y en conjunto feliz ella refunde
nieve, perla, ave, flor, ángel y lira.
***
Ella es
así: por donde pasa deja
de subyugante sencillez la nota;
cada expresión que de sus labios brota
algún móvil purísimo refleja.
de subyugante sencillez la nota;
cada expresión que de sus labios brota
algún móvil purísimo refleja.
Nunca
turba su voz áspera queja;
nunca innoble pesar su alma denota;
donde impera la sed, ella es la gota;
donde falta el panal. ella es la abeja.
nunca innoble pesar su alma denota;
donde impera la sed, ella es la gota;
donde falta el panal. ella es la abeja.
La
intimidad de los jardines ama;
ingenua devoción le inspira el arte
que en el dolor de sus bálsamos derrama.
ingenua devoción le inspira el arte
que en el dolor de sus bálsamos derrama.
Cual
pan de Dios la comprensión reparte;
si dicha no le doy no la reclama,
mas si alguna le dan, tengo mi parte.
si dicha no le doy no la reclama,
mas si alguna le dan, tengo mi parte.
MIHAI EMINESCU
"¿De
nuevo hundido en los astros,
en las nubes, en los cielos?
Por lo menos, no me olvides,
alma y vida de mi vida.
En vano los arroyuelos
juntas en tu pensamiento
y las campiñas asirias
y la tenebrosa mar;
las pirámides vetustas
que alzan sus puntas al cielo.
¡Para qué buscar tan lejos
tu dicha, querido mío! "
Así mi niña me hablaba,
dulcemente acariciándome.
¡Ella tenía razón!
Yo reía, sin embargo.
"Vámonos al bosque verde,
donde las fuentes del valle
lloran y la roca puede
precipitarse al abismo.
en las nubes, en los cielos?
Por lo menos, no me olvides,
alma y vida de mi vida.
En vano los arroyuelos
juntas en tu pensamiento
y las campiñas asirias
y la tenebrosa mar;
las pirámides vetustas
que alzan sus puntas al cielo.
¡Para qué buscar tan lejos
tu dicha, querido mío! "
Así mi niña me hablaba,
dulcemente acariciándome.
¡Ella tenía razón!
Yo reía, sin embargo.
"Vámonos al bosque verde,
donde las fuentes del valle
lloran y la roca puede
precipitarse al abismo.
Allí,
en lo claro del bosque,
cerca del junco tranquilo,
bajo la serena bóveda
del moral nos sentaremos.
Y me contarás los cuentos
y me dirás las mentiras;
yo, con una margarita
comprobaré si me quieres.
Y bajo el calor del sol,
roja como una manzana,
tenderé mi cabellera
para cerrarte la boca.
Si tú acaso me besaras,
nunca nadie lo sabría,
pues debajo del sombrero,
¡eso a quién puede importarle!
Cuando a través de las ramas
salga la luna de estío,
tú me enlazarás del talle,
yo me prenderé a tu cuello.
Bajo el techo de las ramas,
al descender hacia el valle,
caminando cambiaremos
nuestros besos como flores.
Luego, al llegar a la puerta,
hablaremos en lo oscuro;
que nadie de esto se ocupe;
si te quiero, ¿a quién le importa? "
cerca del junco tranquilo,
bajo la serena bóveda
del moral nos sentaremos.
Y me contarás los cuentos
y me dirás las mentiras;
yo, con una margarita
comprobaré si me quieres.
Y bajo el calor del sol,
roja como una manzana,
tenderé mi cabellera
para cerrarte la boca.
Si tú acaso me besaras,
nunca nadie lo sabría,
pues debajo del sombrero,
¡eso a quién puede importarle!
Cuando a través de las ramas
salga la luna de estío,
tú me enlazarás del talle,
yo me prenderé a tu cuello.
Bajo el techo de las ramas,
al descender hacia el valle,
caminando cambiaremos
nuestros besos como flores.
Luego, al llegar a la puerta,
hablaremos en lo oscuro;
que nadie de esto se ocupe;
si te quiero, ¿a quién le importa? "
Un beso
más... y se ha ido.
¡Yo quedo bajo la luna!
¡Qué hermosa es y qué loca
es mi azul, mi dulce flor!
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Yo quedo bajo la luna!
¡Qué hermosa es y qué loca
es mi azul, mi dulce flor!
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Tú,
maravilla, te fuiste,
y así murió nuestro amor .
¡Flor azul, oh flor azul!...
¡Qué triste que es este mundo!
y así murió nuestro amor .
¡Flor azul, oh flor azul!...
¡Qué triste que es este mundo!
Versión de Rafael Alberti y María Teresa León
JUAN EDUARDO CIRLOT
A Mitra
Dios con siete collares planetarios,
con mujeres de piedra y pensamiento,
con aullidos de cal en movimiento
con relieves y rojos santuarios.
Hasta las altas llamas son sudarios
ante tu desgarrado monumento
en el que sólo canta un elemento:
el amor que desfonda los sagrarios.
Bestia llena de flores y granates
halo de rosas roncas de rumores,
esposo repartido en el abismo…
Hablo de los pacíficos combates,
de los ciclos de música y colores.
Por las montañas hablo de mí mismo.
ANA ROSETTI
Cada
noche implacable, cada noche,
la ginebra cimbrea visiones y deseos,
y un lamento de intolerable ansia
-dice llamarse música- exhausta se sucede.
Y el neón carmesí, cordoncillo enredado
en la pálida estrella de la aurora
sólo es sangre delgada. Despedida.
la ginebra cimbrea visiones y deseos,
y un lamento de intolerable ansia
-dice llamarse música- exhausta se sucede.
Y el neón carmesí, cordoncillo enredado
en la pálida estrella de la aurora
sólo es sangre delgada. Despedida.
LUIS LÓPEZ ANGLADA
Déjame
que del tiempo de otro día
miré prados de amor, recuerde aroma,
y en el agua pasada la paloma
moje otra vez el alma en que bebía.
miré prados de amor, recuerde aroma,
y en el agua pasada la paloma
moje otra vez el alma en que bebía.
Que si
ha ganado el tiempo la porfía
y ya la nieve por la sien asoma
fuego otra vez cada ceniza toma
y un campo de pasión hay todavía.
y ya la nieve por la sien asoma
fuego otra vez cada ceniza toma
y un campo de pasión hay todavía.
Déjame
que confunda en tu cintura
lunas perdidas, que la luna nueva
no contó el tiempo ni perdió blancura.
lunas perdidas, que la luna nueva
no contó el tiempo ni perdió blancura.
Alma y
cabellos el pasado nieva
pero la llama es fiel y a la ventura
hoy, como ayer, tu corazón me lleva.
pero la llama es fiel y a la ventura
hoy, como ayer, tu corazón me lleva.
ROBERT DESNOS
Había
una vez (y fueron tantas veces)
un hombre que adoraba a una mujer.
Había una vez (la vez fue muchas veces)
que una mujer a un hombre idolatraba.
Había una vez (lo fue muchas más veces)
una mujer y un hombre que no amaban
o aquel o aquella que los adoraban.
un hombre que adoraba a una mujer.
Había una vez (la vez fue muchas veces)
que una mujer a un hombre idolatraba.
Había una vez (lo fue muchas más veces)
una mujer y un hombre que no amaban
o aquel o aquella que los adoraban.
Había
una vez (tal vez sólo una vez)
una mujer y un hombre que se amaban.
una mujer y un hombre que se amaban.
Versión de Germán Zuluaga Uribe
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