Arquitectura
de tu silencio
Un
marinero empuja su barco de papel
sobre
las aguas bruscas de un mar amotinado…
Las
playas de la tarde limitan sus sirenas
y
una estrella enmudece sobre el dolor del muelle.
Más
allá un tren suicida rompe colinas grises,
pasan
desaforadas escuadras de pañuelos,
hay
lágrimas rondando tiquetes y estaciones
y
besos retardados contra las ventanillas.
Después
un soplo aleve consterna el cielo cándido,
veloces
pavimentos ruedan bajo los astros;
mientras
cortan las hélices los caminos del ángel
al
lado de un retrato desfallecen los mapas.
Todo
en ti es movimiento sin que tú lo comprendas.
Cuando
callas la noche pende de tu silencio.
Al
borde de tus labios de ingenuo terrorismo
se
asoman los diamantes versátiles del sueño.
Hay
un fragor de vinos desatados,
un
empuje de dagas y tabernas,
una
compacta urgencia de cinturas quebradas
y
de sexos tendidos al afán de la carne.
Cállate
siempre en lindes de sonrisa,
en
esquemas de yerta primavera;
que
tu silencio esconde regocijos de níspero
para
sembrar colmenas entre mi sangre tersa.
Cállate
siempre, siempre…
para
que el viaje se haga sin salir de tus ojos.
Detrás
de tu silencio de vidrios asombrados,
suben
liras dementes hasta el barro de mi alma…