domingo, 4 de octubre de 2020

MAURICE MAETERLINCK



 

Hay femenil temblor en mi alma...

 


 

Hay femenil temblor en mi alma.
Ved lo que hice, Señor:
De mis manos, lirios de mi alma,
De mis ojos, cielos de amor.

La palma y el anillo he extraviado
-¡Perdón, Señor, por mi humildad!
Por la oración que os he rezado
-Flor en un búcaro- ¡piedad!

 

Piedad del labio por su mal;
Piedad por mi profunda pena...
Plantad en el charco un rosal;
Sembrad las fiebres de azucenas.

De las palomas, siento el vuelo
Que anubla de mi cielo el tul...
¡Piedad por el lirio del velo
Que me rodea de un gesto azul!

 

Versión de Edmundo Bianchi

 

BOB DYLAN

  


 

Blues hablados de la tercera guerra mundial



Hace tiempo tuve un sueño desconcertante 
Soñé que me había metido en la Tercera Guerra Mundial. 
Al mismísimo día siguiente fui a ver al médico 
Para ver qué me podía decir. 
Me dijo que había sido un mal sueño. 
De todas formas yo no estaba preocupado en absoluto. 
Eran mis propios sueños y sólo existían en mi cabeza. 

Dije yo: «Un momento nada más, doctor, me ha pasado una guerra mundial por la cabeza»
Dijo él: «Enfermera, coja su libreta; este chico está demente»
Me cogió por el brazo. Yo dije ¡ay! 
Según aterrizaba en el diván del siquiatra. 
Me dijo: «Cuéntamelo todo».

Bueno, pues todo empezó a las tres en punto de la madrugada, 
Y al dar y cuarto ya había terminado. 
Yo estaba en una alcantarilla con alguna amiguita, 
Cuando decidí echar un vistazo por una tapadera 
Para ver quién podía haber encendido las luces. 
Me levanté a dar una vuelta 
Y recorrí la ciudad vacía, 
Me pregunté dónde podría ir, 
Encendí un cigarrillo en un parquímetro 
Y seguí carretera abajo. 
Era un día normal. 

Toqué el timbre de un refugio contra la lluvia radiactiva, 
Asomé la cabeza y pegué un grito, 
«Dadme una judía verde, soy un hombre hambriento». 
Una escopeta disparó y yo salí huyendo. 
No les culpo demasiado de todas formas, 
El no me conocía. 

En la esquina de abajo, junto a un puesto de perritos calientes, 
Vi a un hombre, le dije: «Hola, tú, amigo», 
Y supongo que algo de aquello debía haber, 
Gritó sólo un poquito y salió escapado. 
Pensó que yo era un comunista. 

Localicé a una moza y antes de que se pudiera ir, 
Le dije: «Juguemos a Adán y Eva»
La cogí de la mano y tuve un ataque de palpitaciones, 
Pero ella me dijo: «Sí, hombre, ¿estás loco o qué?»
«¿No has visto lo que pasó la última vez que empezaron?»

Vi la ventana de tu Cadillac allá en la ciudad. 
No había nadie por allí. 
Me senté al volante 
Y tiré por la calle cuarenta y dos abajo 
En mi Cadillac. 
Buen coche ése para conducir después de una guerra. 

Bueno, pues como recordaba haber visto algún anuncio, 
Puse la emisora de emergencia 
Pero no había pagado la factura, 
Y aquello no funcionaba ni medio bien. 
Puse en marcha mi tocadiscos, 
Era Rock A Day y Johnny cantaba, 
«Dile a tu Pa, dile a tu Ma, 
Que nuestros amores van en aumento, Ooh-wah, Doh-wah .»

Me sentí así como solitario y triste, 
Necesitaba hablar con alguien, 
Así que llamé al reloj de la Telefónica 
Aunque sólo fuera por oír a alguien. 
«Al oír la tercera señal 
Serán las tres en punto».
Lo estuvo diciendo durante más de una hora 
Y luego colgué. 

Bueno, pues el doctor me interrumpió como por aquí 
Diciendo: «¡Eh! Yo también he estado soñando eso mismo últimamente» 
«Pero mi sueño era algo distinto, verás 
Yo soñaba que el único que quedaba después de la guerra era yo, 
Y no te veía por allí». 

El tiempo pasó y ahora parece 
Que todo el mundo sueña lo mismo. 
Todos se ven paseando por ahí y no ven a nadie más. 
La mitad de la gente puede estar a medias en lo cierto continuamente 
Unos cuantos pueden estar en lo cierto alguna vez, 
Pero nadie puede estar en lo cierto todo el tiempo. 
Me parece que esto lo dijo Abraham Lincoln. 
Os dejaré aparecer en mis sueños si me dejáis que aparezca en los vuestros. 
Esto lo he dicho yo.

 


Versión de Antonio Rasines

 

MOISÉS ELÍAS FUENTES

  


 

Nocturno

 

...ave nocturna de agorero canto.

Francisco de la Torre

 



Donde solitario en viaje hacia el olvido

un pensamiento avanza noche adentro,

sumergido en la lejanía fija del naufragio,

 

donde un espectro y su humedad difunta

tocan la espesa sombra espesa

de una voz y un grito derrotado,

 

donde despojada de augurios

la oscuridad resiente la definitiva

herida de un reflejo esquivo

 

-equívoco sueño sin tierra firme

           desordenado amor sin viento avanti-

 

si ahí, sobre la desasosegada arena,

la marea en calma esparciera

un sonido un aroma de nombre tierno

 

desatado como un golpe de espuma

como un canto incesante inundado

de anhelos y colores palpables,

 

verdes rojos azules

visibles pero inciertos

sobre el muro del viento

 

-lámparas vacilantes

         en los límites de lo inmenso-

 

sería entonces el retorno

de algún cometa sin su manto grave

sin ese soplo de ave en vuelo umbrío

 

hacia el camino que se

extiende a su desmesurado

final de hojas caídas

 

a sus linderos roídos por el llanto

de lo que, condenado a morir dentro del pecho,

sin embargo se atreve y atraviesa la noche

 

-las cenizas de lo extinto

                  en el corazón revuelto- 

 

 

México D.F. Noviembre del 2005

 

JOHN DONNE

  

 


Amor negativo



Nunca tanto me abatí como aquellos
que en un ojo, mejilla, labio, hacen presa;
   Rara vez hasta aquellos que más no se remontan
   que para admirar virtud o mente:
pues sentido e inteligencia pueden 
   conocer aquello que su fuego aviva.
Mi amor, aunque ignorante, es más audaz.
Fracase yo cuando suspire,
si he de saber qué desearé.

Si es simplemente lo perfecto 
lo que expresarse no se puede
   sino con negativos, así es mi amor.
   Al todo que todos aman digo no.

Si quien descifrar puede
   aquello que desconocemos, a nosotros, conocer puede,
enséñeme él esa nada. Es este, por ahora,
mi alivio es y mi consuelo:
aun cuando no progreso, fallar no puedo.

 

Versión de Purificación Ribes

 

LUIS ANTONIO DE VILLENA

  


 

Andaluz



No me di cuenta al principio,
me fijé después porque le hablabas.
Y se iba y volvía, llevando cosas,
sonriéndote, con gracia desusada...
Vi entonces sus bellos ojos negros,
sobre la piel oscura, y la sonrisa,
que mostraba los dientes como flores blancas.
Y empecé a pensar: ¡Qué dulce aquello...!
Y daba vueltas por ese cuerpo justo,
oscuro, fino y joven: como silvestres cañas.
Y oía la voz al responderte, alada,
cantarina, inconsciente en su magia.
Después, ya abajo, en la soleada plaza,
pensé en los garzos ojos negros, y me vi
enamorado de un acento del sur:
Vivo, grácil, musical. Igual que quien hablaba.

 

VLADIMIR MAÏACOVSKI


 

 

El violín y algo nervioso



El violín se estremecía, imploraba,
y sollozó de súbito,
tan infantil
que el tambor no se contuvo;
-¡Bien, bien, bien!
Y cansado, sin escucharlo hasta el fin
desapareció por la agitada calle Kusnieski¹
La orquesta escuchaba indiferente,
el llanto del violín,
sin palabras, ni compases,
sólo un plato tonto repicó:
-"¿Qué es eso?
-¿Cómo es eso?"
Cuando el Xilofón,
con el rostro de bronce
sudado,
gritó:
-"¡Tonta!
¡Llorona!
¿Por qué no te callas?".

Me levanté!
Tambaleando pasé entre las notas
ante el agachado horror de los pupitres, 
y grité, no sé por qué: 
-"¡Dios mío!"
y me arrojé al cuello de madera. 
-"¿Sabe, violín, una cosa? 
Somos terriblemente parecidos. 
Yo también grito, 
y no sé demostrar nada. 

Los músicos se reían: 
-"¡Qué metejón! 
Se fue con la novia de madera 
¡Cómo tiene la cabeza! 
Y a mí qué me importa...
Yo soy bueno. 
-"¿Sabe, violín, una cosa, 
Vamos a vivir juntos? 
¿Eh?" 

 

Versión de Lila Guerrero

Publicado en la revista "El teatro y la caricatura"

1.- Calle donde vivió Mayacovski.