miércoles, 16 de enero de 2019


ANDRÉS RUIZ






Voy a quemar los bombillos
para brillar en tono oscuro.
Los tediosos cromatismos habituales
aparecen con la noche.
A veces me asusta apagar la luz
porque no puedo ver mi sombra.
Y, sin embargo, el sol
puede llegar a ser hermoso.
Siempre y cuando
no me alumbre
los albores.
Es que yo
solo disfruto las auroras
que amanecen en tus ojos.


MANUEL SCORZA





El rey



No eres nada,
vives oscuro,
en una ciudad perdida.
Pero, de pronto, un día,
al despertar, eres Rey.

Arden musicales
remotos países
avasallados por tu valentía.
Poderoso monarca:
todo lo que tocas es resplandor,
y en tu honor cambian los arcos iris de plumaje.

Y cuando Ella sonríe,
brota agua
en la remota infancia
adonde se asoma,
tu pequeña vida ansiosa,
rapaz distante de todo.

Mas viene el Viento
y lo derriba todo:
cristal roto es tu monarquía;
vives en una ciudad malvada;
el tiempo sólo significa
que tus zapatos ya no resisten otro invierno.

Eras Rey
pero ya no te sonríe Esa Mujer.


De: "Los adioses"



SULLY PRUDHOME





Una cita



En este nido furtivo
en que nos encontramos los dos solos,
¡oh alma querida, cuán agradable es olvidarse
de los hombres estando tan cerca de ellos!

Para que la hora que huye
vaya más lentamente, para gozar de ella
no es necesaria una alegría ruidosa. Hablemos quedo.
Temamos acelerarla con un gesto,
con una palabra, incluso con un soplo.
Es tan celeste, que hemos de procurar
no perder uno solo de sus momentos.

Para sentirla bien nuestra,
para que no se gaste, estrechémonos
el uno contra el otro sin movernos.
Sin levantar siquiera los párpados, imitemos
el casto reposo de esos viejos castellanos de piedra,
de ojos cerrados, cuyos cuerpos inmóviles
y vestidos de pies a cabeza se han callado en el mausoleo,
lejos de sus almas, que emprendieron el vuelo.

Dormitemos gravemente como ellos,
en una alianza más sublime que las uniones terrenales.
Porque para nosotros pasaron ya los ardores
del amor joven que puede terminar.
Nuestros corazones ya no necesitan labios para unirse,
ni palabras solemnes para transformar el culto en deber,
ni espejismo de las pupilas para verse.

No me obligues a jurar de nuevo que te amo,
no me obligues a decirte cuánto otra vez.
Gocemos de la felicidad, aunque sea sin juramentos.
Saboreemos la ternura que diviniza los dolores
en lo que nuestras lágrimas nos dicen silenciosamente.

Amada, en este inefable remanso
se adormece hechizado el deseo
y se sueña en el amor como se sueña en la muerte.
Parece que se siente el fin del mundo.
El universo parece zozobrar o hundirse
en una caída suave y profunda.

El alma se aligera de sus cargas
por la inmensa huida de todo lo existente,
y la memoria se funde como si fuera de nieve.
En torno nuestro parece aniquilada
toda la vida ardiente y triste. Para nosotros
ya no existe nada; nada mas que el amor.

Amemos en paz. La noche es lóbrega
y el pálido fulgor de la antorcha se va extinguiendo.
Pudiéramos creemos en la tumba.
Dejémonos sumergir en los fúnebres mares
y adormecer por sus tinieblas
como después del último suspiro...

¿No es cierto que hace mucho tiempo
estamos juntos bajo tierra? Escucha cómo los pasos
estremecen el suelo encima de nosotros.
Mira desaparecer a lo lejos
las innúmeras noches del pasado como una sombría
bandada de cuervos que huyen hacia el Norte,
y disminuir a lo lejos la blancura de los viejos días,
como una inmensa nube de cigüeñas ¡que nunca han de volver!

¡Qué extraña y dulce es la velada de nuestros corazones
lejos de la esfera llena de sol cuyos rigores hemos soportado!
Ya no sé qué aventura apagó antaño nuestros ojos,
ni desde cuándo ni en qué cielo transcurre nuestro éxtasis.

Las cosas de la antigua vida
han huido por completo de mi memoria; pero,
en todo lo que alcanzan mis recuerdos, siempre te he amado.
¿Qué ser bienhechor hizo erigir este lecho?
¿Qué himeneo dejó para siempre tu mano en mi mano?
Pero no importa, amada mía.
Durmamos bajo nuestros ligeros sudarios,
solos al fin por toda la feliz eternidad.


Versión de Max Grillo



ELMA MURRUGARRA





Memoria



Música
Mentira
Momento
Mañana
Mamá
Miedo
Meses
Muerte
Megalgia
Mujer
Motivo
Matrimonio
M        a pesar de los moños y alfileres
de memoria


De “Juegos”


JUAN SANCHÉZ PELAEZ

  


Persistencia



A Ella, (y en realidad sin ningún límite).Con holgura y
      placer.
A Ella, la víbora y la abeja: La desnudez preciosa.

A Ella, mi transparencia, mi incoherente arrullo, el rumor
      que sube en las raíces de mi lengua.

A Ella, cuando regreso de las inmensas naves que hay en
      el cuerpo huraño con un sol inmóvil.

A Ella, mi ritual de beber en su seno porque quiero
      comenzar algo, en alguna dirección.

A Ella, que abre el sobre de mis amuletos.

A Ella, que en la balanza anónima de la memoria y en las
      horas finales prolonga mi presencia real y mi presencia
      ilusoria sobre la tierra.

A Ella, que con una frase insomne divaga en el umbral
      de mis lámparas.

A Ella, a causa de un vocablo que me falta y a la vez
      usufructo de un breve viaje que podría revelarme.

-Duerme, pero la obra humana es el instante; al dormir
      se cierra con furor la gran jaula.

-Despierta, pero esboza en las márgenes de tus cejas el
      oro próximo del sueño.

-Revuélcate en la parálisis fuera del yo de los ciegos
      viajeros.

¡Adónde mi ninguna faz con años!

A Ella, los abismos que hay de mi amor a mi muerte
      cuando caiga a plomo sobre la tierra y en un lugar
      de señales desaparezca el sitio de mi ánima sola.


De: "Filiación oscura"


CARLOS ERNESTO GARCÍA





En las faldas del volcán

                                  A Alfonso Hernández



Mientras el viento anuncia
esa forma de sepultar madrugadas
que engendra en su interior
la noche
una piel
sumergida entre la vegetación
busca su último refugio
en la tierra.