"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 11 de julio de 2012
JAVIER SICILIA
Vigilias
A
Manuel Ponce
Escuchar
el rumor bajo la aurora
del día que se abre a la espesura,
mirar la madrugada aún oscura
adelgazarse lenta en cada ahora;
del día que se abre a la espesura,
mirar la madrugada aún oscura
adelgazarse lenta en cada ahora;
estar
ahí sin tiempo y sin demora
contemplando el espacio en su mesura
y sentirse atrapado en la atadura
de su exacto equilibrio que enamora;
contemplando el espacio en su mesura
y sentirse atrapado en la atadura
de su exacto equilibrio que enamora;
y
ser entonces árbol, agua y tierra
y luz donde la noche ya vacía
delinea los contornos de la sierra,
y luz donde la noche ya vacía
delinea los contornos de la sierra,
lo
sabe aquel que vela a cielo abierto
en espera de Dios y de su día,
lo sabe sólo quien está despierto.
en espera de Dios y de su día,
lo sabe sólo quien está despierto.
DÁMASO ALONSO
Luz
a ciegas
Me
pregunto otra vez:
¿Qué
es la luz sin un ojo que la mire?
Sí,
nosotros decimos:
“Enciéndeme
la luz; apágala”,
“A
la luz de la luna”,
“Qué
luz la de estos días soleados de otoño”.
Todo,
sensación, ilusión.
Tú
interpretas la luz, que era negrura, ojo,
lo
mismo que las ondas de la radio
son
silencio y distancia,
hasta
que el receptor las detiene y transforma.
Ay,
ondas de la luz, ciega negrura.
JUAN CALZADILLA
Asilo
en otro cuerpo
Mi
cuerpo es el lugar donde momentáneamente
he
encontrado asilo. Lo que más temo en este nuevo
estado
es que pueda ser víctima de una orden de
desocupación
y que entonces no tenga yo
otro
cuerpo a donde ir.
A
menos que me asignen cupo en un galpón del cielo.
GUTIERRE DE CETINA
Madrigal
Ojos
claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
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