lunes, 12 de noviembre de 2018


ALEYDA QUEVEDO ROJAS





Corales



No importa la profundidad del descenso
o la imposible maleza derramada en el camino.
Es largo y frío el viaje sobre oscuros caballos.
Ejercicio de inmersión y belleza piadosa
hasta pisar altos jardines de coral negro.
Entre mi dolor –que conozco tanto desde el lodo-
y el universo poco explorado por la falta de tus palabras,
me quedan flotando la impenetrabilidad de la música y la sal.
Las medusas atrapadas entre mis pestañas me jalan rápido.
Más no importa el precio del descenso.
Es necesario volver al camino consciente del miedo
y el aliento del océano golpeándome en la nuca.

BENJAMÍN VALDIVIA





Iglesia



El árbol
impasible
permanece

aunque lo llama a gritos
desde la torre parda
la campana.


De: “Paisajes transparentes”


TAMARA ORELLANA VALDIVIESO





Es insultante esta calma



Ya no tenemos nada de qué quejarnos.
No hay pelos en la ropa,
ni un punto corrido en mis medias,
no hay ruidos a mitad de la noche,
no tropezamos con nada en el pasillo.
Salvo el insomnio, nada perturba nuestro sueño.
Las cosas insisten en permanecer en su lugar.
Toda la casa está demasiado limpia,
demasiado quieta.
Es insultante este orden.
Es ultrajante esta calma.


YOLANDA ARROYO





Yo, Calibán



Calibán tempestiva soy
una nueva criatura
Calibán de senos y vagina
caníbal de tus labios
que trago esa boca
en medio de este vaivén
vomito en lágrimas el deseo de emancipación
prospero en mi lucha
lucho contra Próspero
en la voluntad de ser libre
de liberar a mis ancestros ahogados estatuas de sal debajo del mar
hombres y mujeres mandíbulas
quienes abrieron sus dientes para engullir las vísceras del esclavizador
y tú fuiste amo
yo soy tu ama hoy
domino tu piel blanca que te obsesiona domino esa dermis con mi sexo
soy Mayoral
soy látigo, mejunje, carimbo
y qué soy
babalao soy
sacerdotisa en una isla sin naufragios sin náufragos
lograré la venganza
al alcanzar el orgasmo
observando mi triunfo
gozándome tu destrucción

prosperar en medio de estos vientos engullir esta tempestad para liberar a los míos

soy Calibán
Calibana
Canibalia
caribeña
tu corazón yace crudo entre mis colmillos
ya baja en carne viva por mi garganta



ALEJANDRA MACHUCA




  
Retorno



Hay una canción para cada paso
Con el que acorazas este frío
Esta mañana
Esta sapiencia de finitud
Hay un par de manos
In crescendo
Que se adentran en lo eterno
Para alzar en peso
Todas las albas al sol


MIGUEL RASH ISLA




Las manzanas del Edén
(fragmento)



A ti viciosamente me encadena,
tu cuerpo insano en que la muerte aspiro:
eres sierpe o mujer, hada o vampiro,
o ángel con maleficios de sirena?

Da sopor como un vino tu melena;
quema como una brasa tu suspiro;
tu beso, que es voraz, quita el respiro,
y tu aliento, que es de áspid, envenena.

En el lecho te ciñes a quien te ama,
convulsa y frenética, lo mismo
que a seco tronco enardecida llama.

Y cuando amor en tus entrañas siembra,
se siente un frío vértigo de abismo
sobre el abismo de tus muslos de hembra